miércoles, 27 de noviembre de 2024

“Dibujos animados”: Pablo Salazar Calderón

 



Pablo Salazar Calderón ha logrado a sus cuarentaiséis años, la edad en que murió Vallejo, un gran poemario; el primero de ellos nació en París, el segundo falleció allí.  En medio y más allá de toda la parafernalia del vuelo espacial que aquí cunde, entre las luces fugaces y las tercas sombras,  hallamos –como en el cuento de Juan Rulfo, “No oyes ladrar los perros”– a un padre cargando sobre sus espaldas a un hijo.  En el caso de Rulfo, aquel padre está vivo y el hijo que carga hace rato que ya murió; mientras en Salazar Calderón, por el contrario, el hijo es el sujeto poético encaramado sobre un muerto, aunque este último se halle vivísimo: émbolo de amor y lucidez: auténtico Bus de la energía pura (Lima: Apogeo, 2024).  El presente entronque entre mejicano y peruano (aunque Salazar Calderón halla nacido en París) rebasa lo temático (la elegía al padre) y compromete, asimismo, la tesitura y calidad del monólogo transversal a todo el libro.  Otro autor que ha permitido a nuestro poeta liberarse de Antonio Cisneros (debemos huir de su trampa conformista: chamba no es chamba) son las estampas holográficas y minimalistas de 5 metros de poemas (Carlos Oquendo de Amat); es más, podríamos decir que Salazar Calderón interviene y continúa aquel poemario de 1927: “Porque sus ojos eran niños de Puno”, vale perfectamente para ambos poetas.  Julio Cortázar, Luis Hernández Camarero, ¿Pedro Granados? constituirían otros de los robots acaserados en aquella intrépida nave.  En síntesis, Pablo Salazar Calderón ha logrado invertir el concepto del poshumanismo cosmopolita, no se trataría de huir de este mundo, hostil o ultra contaminado (y ante todo injusto), sino de reapropiárnoslo vía la ternura y el cuidado (sobre todo si viene de Puno).  Son muchas otras las cosas a destacar de este  estupendo libro; el diseño del poemario (el control para ir revelando poco a poco, aunque cada vez más, al padre), los limpios aciertos metafóricos,  la idea misma del monólogo de un robot o Ikarus 10 absolutamente humano.  P.G.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Piedad-Política-Poesía

 


A veces dedicarse a la poesía, a su cultivo y comentario, tiene asimismo estos retos; en lo básico, toparnos con gente que aduce confirmarla o celebrarla sin tener  la más puta idea de lo que hace; o, peor todavía, si lo hace adrede.  En general, España se ha tornado –bueno, desde hace por lo menos medio siglo– auto complaciente y ridícula con lo que ignora; inmune a la poesía, se atiene a los periódicos, y lo que mande la prensa (rosa o amarilla) eso se hace.  Los tiempos son duros no únicamente para los que nos jugamos la vida con el solo hecho de salir a la calle (Lima, por ejemplo), o para los que con muy poco dinero deben arreglarse —diariamente–  con el alivio básico de comer, sino también para aquellos iniciados en la necesidad cotidiana de la poesía.  No nos ponemos el bonete.  P.G.


martes, 5 de noviembre de 2024

[Un niño en calzas de lana por la calle]

 


Un niño en calzas de lana por la calle

Piernas cortas abrigadas por tal fibra

Hace tiempo que no se baña que no lo bañan

No guarda memoria

Textura y temperatura que decidirán

Lo que el mundo de arriba sea 

Su camisa su chaqueta su cubretodo

Lo cual constituye todo lo que se ve

Sus genitales allí se han desarrollado

Así como su poesía

Escrita siempre desde abajo de su ser

Constante e invencible ante la intemperie

Un niño solo y curioso y perdido en el Perú


©Pedro Granados 2024



martes, 15 de octubre de 2024

Dormir o escribir el poema

 


Sobre el desierto erguida la página

Que aún no escribimos

El sagrado corazón que todavía no hollamos

La poesía o el sueño

No guardan parangón

Constituyen cosas muy distintas

Aunque para el surrealismo

Fueran bebedizo semejante 

O todo es sueño o todo es realidad

El sueño al sueño

La realidad, el ángel

Que guiara al poeta del manicomio


© Pedro Granados, 2023


jueves, 10 de octubre de 2024

TALLERES DE MEMORIA INVOLUNTARIA

 

Foto por Rosario Bartolini

Según Didi-Huberman:

La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira.

Estamos ante un tiempo que no es el tiempo de las fechas [más bien] es la memoria lo que el historiador convoca e interroga, no exactamente el pasado.

Así como Aby Warburg, se define a sí mismo como “psico-historiador”, Walter Benjamin comprendió que no había historia posible sin teorías del “inconsciente colectivo”: las supervivencias exigen del historiador [en tanto “trapero” o cachinero] algo así como una interpretación de los sueños.  Se comprende que hace falta ampliar, abrir la historia a nuevos modelos de temporalidad.

El modelo dialéctico –en el sentido no hegeliano que le da aquí Benjamin– debe hacernos renunciar a toda historia orientada: no hay una “línea de progreso” sino series omnidireccionales, rizomas de bifurcaciones donde, en cada objeto del pasado, chocan lo que Benjamin llama su “historia anterior” y su “historia ulterior”.

El caleidoscopio, en  Benjamin, es un paradigma, un modelo teórico. Significativamente, surge en los contextos donde es interrogada la estructura del tiempo [entre ésta, el escribir una biografía; por ejemplo, la de César Vallejo].

[NUESTRO TALLER] ¿Cómo realiza la lengua la conjunción entre los fragmentos erráticos y el principio constructivo?  Otorgándose un ritmo: consagrándose al tiempo.   Sólo una musicalidad –temas con contra-temas, medidas con desmesuras, tempi con polirritmos, timbres con texturas– permite introducir en el saber del observador el anacronismo de su objeto.  Esto supone correr riesgos en el modo mismo de escribir la historia: allí todavía los niños y los músicos serán reyes.  “Todos los golpes decisivos son producidos al jugar” [W. Benjamin, Dirección única, Alfaguara, Madrid, 1987].

[Es preciso o deseable] que transformemos nosotros mismos nuestro concepto espontáneo de antropomorfismo, es decir, nuestra idea usual de la relación entre “forma” y “humanidad”.  Georges Didi-Huberman, Ante el tiempo.

(Talleres presenciales o virtuales: poesía, relato, ensayo, diseño, traducción intersemiótica)

Informes; vasinfin@gmail.com


http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2024/10/10/talleres-de-memoria-involuntaria/


lunes, 30 de septiembre de 2024

POEMAS EN SIMETRÍA (SUMARIA ANTOLOGÍA PERSONAL)

 


Dibujo de Tilsa Tsuchiya  –posthumano o simétrico, por cierto– que quisiéramos brinde la pauta de lo que, al respecto y por oleadas, hemos venido pensando; en realidad, desde nuestra tesis de Bachiller en Humanidades de 1987 para la PUC del Perú (“Estancias: síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren”).   Hemos venido pensando, obvio, junto a algunas teorías y metodologías; aunque el primer paso lo hemos dado siempre con la poesía.

El mirador de lobos

I

Los lobos marinos

alzaron su canto

solicitando amor al cielo;

sólo Venus los escuchó

y la luna brilla desde entonces

en sus hocicos.

II

Entre las rocas,

en los acantilados y farallones

donde el aire es fresco silencio

y el deseo no tiene límites;

donde el mar no es una encrucijada sino

fugitivos cangrejos

o pulposas estrellas;

los lobos marinos muerden en el agua

igual que en sus compañeras,

y encuentran los mismos peces.

Jamás hubo secretos para ellos.

III

Por las tardes,

el sol despoja sus pétalos más íntimos

sobre las aves;

el mar se despeina en los farallones

y las familias de lobos

se desprenden de las rocas.

Cuando la orilla inclina el mar

a la ciudad.

Juego de manos (Lima: Los Reyes Rojos, 1984)

 

[Estamos pensando]

Estamos pensando. Bola de fuego.

Bolo de fuego.

Red. Honda. Veneno.

Manos abiertas.

Estamos pensando. Aquí

en Santa Cruz de la Sierra.

Vapor. Señales de humo. Raíces.

Sin corazón estamos pensando.

Sin precisamente reflexión.

Sólo con el acorde

de algunos recuerdos. Porque eso somos.

Sólo con esa masa de objetos

sobre la superficie del río. Entreverados.

Separados. Disueltos. ¿Quién sabe?

Sólo con ese rumor y ese olor

que cubren el aire. Que instalan

como volutas sobre el río: Pensamientos.

Estamos pensando con un fino cedazo.

Entre branquia y branquia del pensamiento

una tela muy fina. Holandas

para lo visible y lo invisible. Cariño.

Estamos pensando con amor. Este es el secreto.

Esto es lo ignoto para todos los días.

Pensar con amor.

Y así el peje y la salamandra y el martillo

algo tendrán en común por el solo hecho

de haber sido expresados.

La esperanza también y las hojas de la palmera

algo tendrán en común.

El corazón y la escritura (Lima: Banco Central de Reserva del Perú, 1996)

MIQUE

I

Un juguete de perro consiste

En un exo-esqueleto de plástico

Y un redondo blader por corazón

No he confiado nada más

Que en ti

Pero cómo no decir no creer

No estar agradecido

Si me muero hoy mismo

De qué doy testimonio

De que ella existe de que ella es bella

De que ella no te traiciona

II

Un gorrión sale de entre el agujero

De una rata

Y mi amor desde un lugar hosco

Un pasadizo compacto

De atemorizados o de indiferentes

Un amor que jamás fue ciego

Porque te abrió los párpados

Como a la fuerza ella misma

Y te obligó a que miraras

Por sobre el fango la piedra el dolor

Por sobre la indiferencia más compacta

III

Amo la poesía

Me hinco de bruces

Junto las manos y me persigno

Eso he aprendido

O a aquello la relaciono

Como un infante como un incivil

Con sus dos centímetros de frente

Aunque Mique mi perro

Mejor agradece con toda la cadera

Las orejas las patas en fin

Con todo su joven y brioso cuerpo

Porque la poesía ha venido

Porque su dueño ha regresado

IV

El oro solo brilla al sol

Aunque en la oscuridad

Tiene un destello

De corneas de reptil

O de mirada de madre ya fallecida

Siempre pensé

Que tenía que nacer de nuevo

Deslizarme y resbalar otra vez

Por eso no entiendo por eso no acepto

Una poesía que invite al callejón sin salidas

Al unidimensional sonido de latón

De la ironía

Acertó Rilke, el beato; acertó Kafka, el místico;

Acertó Vallejo, el inca sumergido; acertó Emily

Y también Amy, a la que ahora mismo escucho

Con deleite

La poesía existe. Absolutamente transcultural

E intergaláctica. Y multi-temporal.

Un pollito que resbala

Entre tus dedos desconcertados.

Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos editores, 2018)


viernes, 23 de agosto de 2024

CALIGRAFíAS (1994)

Fred Sandback, “Untitled”



 1

Acercarse al papel
como un anónimo calígrafo.
Con trazos rápidos
ir dejando en los espacios en blanco
tu alma.
El resto. La tinta
que hormiguea al sol
–lo oscuro multitudinario–
dejarlo para contraste
con tu alma
Soledad y compañía,
quietud y movimiento.
Pasos marcados y acumulados
sobre una fina superficie de sal.
Tu misma mirada
estrellándose
contra la página
en la lectura.
Algo que no es la arena sola
ni únicamente el mar. La playa.

2
Una raya vertical
es suficiente.
Una raya oscura y constante.
Ni pensar ni sentir ni actuar.
Sólo dejar fluir esa raya.
Sólo dejar esa puerta entreabierta.
Sólo fluir y fluir
hasta que el trazo sin interrupciones
seas tú mismo sin interrupciones.
Sólo dejar esa vena a su antojo.
Sólo dejarla correr y desdibujarte.

3
Hacer volar el papel arriba
como un naipe,
y en su descenso escribir sobre él
a vuelamano.
Con la convicción de que no faltan
ninguna de las letras del alfabeto.
Y mucho menos aquéllas de tu nombre.

4
Así, leves y al mismo tiempo
decididos,
trazar la raya horizontal del horizonte.
Interrumpidos, acaso,
por un levísimo resplandor.
Por una díscola palabra detenidos.

5
Imitar esa rama
olvidada de sí
con la tinta del paisaje.

© Pedro Granados

Luego de 30 años, al presente, y un tanto como todo lo que voy escribiendo-pensando ahora mismo, se me ocurre que en “Caligrafías” (poema no publicado en libro) incorpora y traba varios intereses que en mi trabajo vienen desde 1994 o incluso antes.  Entre ello, por ejemplo, cierto ejercicio de automatismo (y su impronta freudiana o no), la gravitación de la mirada (y el ser mirado), la escritura (la poesía) como un espacio liminar vinculado a nuestra propia identidad, la certeza en la poesía, la memoria en tanto presente, la recurrencia en aquel espacio del “resplandor” o del Sol, la naturaleza que –a la larga– es la que toma la iniciativa y nos incluye en ella (gesto posantropocéntrico).  P.G.