viernes, 16 de septiembre de 2022

“Huánuco: Trilceanas ciudadanías”


 Taller presencial de Poesía auspiciado por VASINFIN, y con la solidaria participación de un artista vecino de Huánuco, Israel Tolentino.  Correrá entre los días 19 al 23 del presente mes en la ciudad del León.  Aquello de “Trilceanas ciudadanías” viene de un ensayo que pueden leer aquí mismo.  Aunque, en estricto, la poesía se enreda entre quienes participarán en el Taller.  A nosotros, en tanto sabuesos,  nos corresponde sobre todo llamar la atención de su presencia/opacidad; oscilaciones de por sí harto elocuentes.  Que no es posible convertirnos en reales ciudadanos de nada, sin antes reparar en la irreal, de tan real, poesía.

Lugares:  Dirección Desconcentrada de Cultura ( DDC), Facultad de Educación en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán (UNHEVAL), Colegio  Isaac Newton y Colegio Nacional Industrial Hermilio Valdizán.


martes, 30 de agosto de 2022

La poesía de Pedro Granados/ Rafael Soto Vergés

 

Rafael Soto Vergés (Cádiz, 24 de agosto de 1936 – Madrid, 14 de julio de 2004)

“La soledad, la tribu, el desencuentro, la amargura refleja o autoreflexiva de sus propios poemas, el nihilismo vitalista, el desencanto existencial de lo peruano y hasta de lo universal más frecuentado (valores, toponimias, experiencias), le han hecho huir de tópicos, de manidas interpretaciones, de lugares comunes de la lírica.  Su autenticidad es proverbial y su sinceridad es un ejemplo para los escritores de oficio.  Porque, deliberadamente sin oficio, Pedro Granados se ha entregado a esa gran tarea de ser poeta.  De dejar en la tierra el testimonio, angelical, furioso, humano, de alguien que ha existido y sufrido.  Este es un canto hermoso, una sombría dádiva, un regalo de lágrimas, bajo las estaciones de las aves de paso” RSV

http://www.jornaldepoesia.jor.br/BHBHpedrogranados02.htm


TEXTO RELACIONADO:

El mago de la palabra/ Alejandro Luque

Cuentan que en la buhardilla madrileña de Rafael Soto Vergés conviven pacíficamente dos mundos singulares. A un lado, el despacho del escritor y crítico de arte; al otro, el laboratorio del mago, abarrotado de aparatos, naipes gigantes, pañuelos de colores, todo dispuesto en un orden estricto. La poesía es su vocación primera. “La magia es sólo una afición”, comenta con modestia, tratando de disimular el verdadero significado que este arte misterioso tiene para el gaditano: una pasión que le ha hecho viajar por varios países, y le ha deparado la amistad de maestros como Pepe Carroll o Juan Tamarit. La vida se encargó de elegir para él un destino de poeta, pero no consiguió alejarle de los juegos de manos. Una y otra circunstancias se deben, en sus palabras, a su afición al mundo de los mitos, la fantasía y el subconsciente. Y puede que los surrealistas franceses tengan en ello su parte de culpa. Premio Adonais de poesía a los 20 años, la trayectoria de Soto Vergés tuvo una justa recompensa con la concesión en 1994 del premio de la crítica andaluza. “Tal vez fue mi educación burguesa la que me alejó de ser un hombre de espectáculo. Lo cierto es que prefiero que mis libros me presenten a mí, y no al contrario”, comenta. A la hora de sentarse a escribir, el autor de La agorera tiene también algo de mago. Con el mismo desenfado, pero también con idéntica seriedad, mide los versos o inventa un truco en el que unos pingüinos saltan -“increíble, pero cierto”- del cubilete al bolsillo. “En la magia también funciona la retórica de la poesía”, asegura, “y ambas exigen mucha técnica. Una y otra intentan invadir el misterio de la existencia”. Por otro lado, Rafael Soto no duda a la hora de preferir la magia close-up, la del público cercano, a los aparatosos montajes de David Copperfield y otros ilusionistas de masas. Y así su poesía, siempre busca la pureza que otorga la palabra precisa, frente a una lírica en boga que tiende más a lo coloquial. “A la poesía no se le puede echar sifón, hay que escribirla con desgarro. Cuando uno se llena de espiritualidad, es cuando sale la magia”, sentencia con una sonrisa. Ahora, Soto Vergés apura sus vacaciones en Cádiz, una ciudad con la que mantiene una relación de amor-odio. En ella transcurrió su infancia, pero le marcó el pueblo serrano de Bornos, donde pasó sus primeras vacaciones y se inició, curiosamente, en la magia. “Cádiz era una cárcel de agua. En Bornos aprendí a amar la libertad, y las visiones del campo me ayudaron mucho en mi carrera. El mar, en cambio, es demasiado absoluto, me enloquece”, confiesa el poeta. Las paredes de su apartamento están llenas de pinturas y grabados, “regalos de amigos”, dice. Amigos como Fernández Arroyo, Juan Barjola, Mario Cerón, José Caballero o Rafael Alberti, cultivados a lo largo de más de 30 años de estudio de las artes plásticas. En público, Soto Vergés suele resistirse a desplegar sus habilidades. Se disculpa por no tener a mano buen material para hacer trucos, pero cuando se halla entre amigos nunca renuncia a ofrecer un breve espectáculo en el que adivina cartas o ejecuta sorprendentes juegos con monedas de plata. Y entre los cantos a la naturaleza y los prodigios del misterio, deja a un lado por un momento su natural moderación y se atreve incluso a hacer un vaticinio: “No sé que va a ser de la poesía. Pero estoy seguro de que se van a ir al carajo todos los que están viviendo de Cavafis”.

https://elpais.com/diario/1998/08/20/andalucia/903565350_850215.html

 


miércoles, 24 de agosto de 2022

[Y otra vez aquella visión]


Y otra vez aquella visión:
un jirón de cometa descolorido, abandonado,
sujeto a los cables de la calle de siempre.
Ayer hablé con tu madre —te llamé por amor—
pero me di al teléfono con tu madre.
Nunca he sentido tantísimo resentimiento en una sola voz.
Y entonces advertí que todo volvía a su lugar.
Como el invierno en Lima,
como el verano en Providence.
Ser peruano en cualquier parte del mundo es imposible.
Ser peruano huaco y católico, cachero y manatí.  Ser peruano brujo.
Porque harto han andado la disuasión y el poder, por un lado;
y harto han andado la miseria y la pena, por el otro.
No hemos visto y olido y palpado
por gusto.
Un pedazo de noche huele como la tierra.
La realidad tiene el contorno de un talle
y es muy dulce la verdad.
Anochece en esta parte del mundo.
Anocheció.

lunes, 22 de agosto de 2022

En Resumen

 


No creo en Vallejo

 

No creo en Adán

 

No creo en la generación del treinta

 

Cincuenta ni sesenta

 

Mucho menos en Hora Zero

 

O la prensa que lo creó

 

Ni en ninguno de mis coetáneos

 

Tampoco en los jóvenes

 

De hoy ni de mañana

 

Creo sólo en mí

 

En Yoko o en mí

 

© Pedro Granados, 2022


TEXTO RELACIONADO:

¡Rompe Saraguey!





domingo, 21 de agosto de 2022

Primero es el ritmo II

 


SALSA, HISTORIAS LOCALES Y POESÍA DE LA BUENA

Ya que, según los más conspicuos entendidos/as locales, de antemano estamos en una época de “poetas menores” o poesía culta menor, habrá que recurrir a la calle o, de una vez, abandonar del todo la poesía culta.  Este es el gran problema, por ejemplo, con nuestros “talleres de creación literaria” o “escritura creativa” en lugares como la PUCP o la UNMSM.  Llevan desconectado su discurso; si son eróticos, olvidan lo social; si son sociales, olvidan el cuerpo; si quieren ser voluntariamente chistosos, nadie ríe con ello; si quieren parecer, en suma, espontáneos, la agenda teórica y el canon –inventado por sus profesores– irremediablemente los maniata hasta la insulsez .  Que una cosa constituye el arte del refrenamiento y otra, muy distinta, la auto represión.  En el presente performance, en cambio, va todo integrado: historia personal, social, política, humor, necesario desafío a las normas.  Cada uno de estos ingredientes integrado a los demás y formando como una orquesta de cámara.  A través del ritmo –antes que esta o aquella puntual ideología, ética, holística, teoría igualitaria– que mana desde la  calle.  Ritmo para unas orejas que hemos taponeado con cera.

¿0 no?




lunes, 15 de agosto de 2022

“Hay un árbol de piedra en mi memoria”/ Viviana Gonzales Taborga

 


Lo más parecido, en el Perú, a la voz aguardentosa de la poesía de Gloria Mendoza Borda.  Mito de Inkarrí anclado y vociferante, y no por esto menos reflexivo o inteligente.  Pero la ingesta debe continuar hasta estar todos, y en primer lugar la poeta, “bien borrachos”.  No otro es el reto ¿y el límite?  Merecer estar absolutamente ebrios por encargo y a favor, precisamente, de nuestra comunidad.  De lo contrario, si uno lo está sólo a medias, se corre el riesgo, siempre a escasísimos milímetros, de caer en el proselitismo, el folklore o la literatura de auto-ayuda. Tornarnos en el Inkarrí profesional o de utilería que fácil se consume y olvida.  P.G.

LIBROS PUBLICADOS POR VIVIANA GONZALES TABORGA: – Teatro mínimo. Colección Gabriela Ynclán. Edit. Padmira. México. 2019. – 13 Poetas emergentes. Ediciones Periféricas. México. Agosto 2020. – Canto de un pájaro de fuego. Editorial Buenos Aires Poetry. Abril 2021.


domingo, 14 de agosto de 2022

Poesía peruana y mediación conceptual

 


“Si alzando las manos,

formando una garra,

pudiera desgarrar

mi cielo más próximo…

Quizá esa sea la destreza

del hombre del futuro.

Comerse su propio cielo”       (Granados 1986)

La capacidad mediadora de la poesía peruana –en perspectiva conceptual o multinaturalista[1]— alcanza su plenitud con Trilce.  Logro que tiene sus antecedentes en el mito de Inkarrí, Dioses y hombres de Huarochiri  y la Nueva corónica y buen gobierno de Huamán Poma de Ayala.  Además, en su reacción a la poesía “mundonovista” del Modernismo (José Santos Chocano).  Así como, por otro lado, en cuanto aquel poemario de 1922 constituye una elaboración propia del costumbrismo limeño (Granados 2007) –tipo Ricardo Palma, Clemente Palma o José Diez Canseco–; lo mismo que del criollismo o ruralismo del grupo Colónida y Abraham Valdelomar (Granados 2017a).

Trilce que tiene en los 30′, a través de la poesía de Martín Adán, a su mejor glosador multinaturalista en clave barroco-coloquial.  Y ya en la generación del 50, dado el interés por la cultura precolombina entre la mayoría de sus miembros –sobre todo entre los motejados “puros” (Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, etc.) y no tanto así entre los “sociales” (Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Pablo Guevara, etc.)– al poemario Estancias (1960) de Sologuren como un auténtico heredero de su poderosa mediación conceptual.  Obviamente, una vez catalizada la lectura de este último poemario con la antropología de Claude Lévi-Strauss, el budismo Zen (Daisetsu Teitaro Susuki) y, no menos, con lo que ha elaborado Eduardo Viveiros de Castro sobre el pensamiento amerindio.  Estancias, entonces, cual un concatenado repertorio de ideogramas o discretos diseños con los cuales entablar, desde el Perú, un diálogo intergaláctico.

Seleccionamos a Javier Sologuren, a quien dedicamos nuestra tesis de Bachiller en Humanidades por la PUCP (Granados 1987) y no, por el contrario, a Jorge Eduardo Eielson o a Blanca Varela –habiendo estos últimos incluso rescatado de modo explícito la herencia precolombina en sus poemas– porque en el primero de ellos prima el existencialismo tanto como, en la poesía de Varela, predomina el expresionismo. Ahora, no es que no sea posible, implicando a Lévi-Strauss o a Viveiros de Castro en nuestra tarea, levantar una topografía multinaturalista a partir de la lectura de aquellos poetas peruanos; sino que la fanopea de Javier Sologuren –acaso de modo paradójico en tanto poeta “puro” o en menor grado “ideologizado”–  mapea y sintetiza aquella mediación de manera simple y sorprendentemente elocuente (Rebaza 2000).

Por otro lado, y de manera secuencial, generación poética peruana de los años 60-70 que, a semejanza del subgrupo de los poetas “sociales” del 50′, estuvo intensamente interesada, acaso con la solitaria excepción de Luis Hernández Camarero, en la real politik y no en lo post-humano (otra manera de aludir al multinaturalismo).  Así como los poetas peruanos –del 90 y del 2000– escasamente se concibieron amerindios.  Y, más bien, estos últimos asumieron y ventilaron en sus obras diversos tipos de problemáticas globalizadas y urbanas como la de la identidad (género, etnicidad), ecología e incluso una construcción cultural filantrópica como la del multiculturalismo; además de ensayar un desmontaje semiótico generalizado: “giro lingüístico”, “giro visual”, etc.  Ante este panorama, es recién hasta la poesía de la denominada generación de los años 80 (ejemplos, Magdalena Chocano o este autor) y, también, la de dos poetas contemporáneos y al mismo tiempo marginales  de Hora Zero (años70) como José Watanabe y Vladimir Herrera, cuando la mediación conceptual vía el “giro ontológico”[2] o el multinaturalismo –y, no menos, la extraordinaria irradiación de Trilce— se ha tornado tan marcadamente relevante e influyente en toda nuestra región: “Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico” (Granados 2017b). (P.G.)

[1] Según la cual: “se afirma la unidad (‘universalidad’) de un espíritu cósmico versus la diversidad (o ‘particularidad’) de los cuerpos naturales (Rizo-Patrón).

[2] “Las aproximaciones ontológicas críticas [ni “naturalismo” ni “constructivismo”] están unidas en su cuestionamiento de la capacidad de la ontología moderna de la sustancia cartesiana—la visión de que el mundo está dividido en dos tipos de sustancias, materia extendida y pensamiento—para explicar plenamente el mundo material.  Fundamentalmente, la metafísica alternativa consiste en ontologías relacionales.  Más que hechas de objetos discretos o piezas de materia, todas las cosas están constituidas por sus relaciones. […] Un nuevo lenguaje intenta imaginar la compleja topología de estas realidades relacionales, incluyendo la “red” de Latour (2005), la “malla” de Ingold (2007, 2012) y la “mezcla” o “enredo” de Barad” (Alberti 2017).  Y, no menos, el “multinaturalismo” (1996); aunque: “Es revelador que el objetivo de Viveiros de Castro –sistematizar el pensamiento amerindio en una metafísica tal que pueda tener un efecto recíproco sobre el pensamiento antropológico y la metafísica “naturalista” u occidental—rara vez es citado.  Como tal, mucha de la ontología social y la nueva arqueología animista omiten la postura crítica de la obra de Viveiros de Castro” [Aunque esto ya lo curé desde la obra de un poeta “amerindio” como Javier Sologuren, y sustenté en la PUCP ya en 1987]. (Alberti 2017)

Referencias

Alberti, Benjamin.  “Arqueología de la ontología”, en: Annual Review of  Anthropology, 2016, 45: 163-179.  Traducción Andrés Laguens, octubre 2017. [Web]

Granados, Pedro.  Trilce/Teatro: guión, personajes y público.  Brasil: ABH, 2017a.

———– “Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico”.  Sibila,  2017b

———–| “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana”. Lexis, 2007.

———-  “Estancias, síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren (1942-1960)”   Tesis Bachiller, PUCP, Lima-Perú, 1987.

———– Vía expresa.  Lima: INC, 1986.

Rebaza, Luis.  La construcción de un artista peruano contemporáneo.  Lima: PUCP, 2000.

Rizo-Patrón, Rosemary “Multinaturalismo e interculturalidad en el horizonte del mundo             de la vida” [Web].


TEXTO RELACIONADO

http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2016/08/30/aguas-moviles-de-la-poesia-peruana-de-los-formatos-a-las-sensibilidades/