viernes, 17 de marzo de 2023

¿Por qué has escrito, Pedro; qué tipo de crítica practicas y con qué finalidad; que esperas?

 

Junto a Julio Juvenal (de aquí lo de “Juvenal Agüero” en mis novelas cortas), el de pelo oscuro, mi hermano mayor.

Recién salidos de una diarrea impenitente donde, hace un par de días, nuestra opinión acaso hubiera sido mucho peor, estimo que escribí para –sin intentar ni pretender ni, menos, desvelarme– devolver mi experiencia de la poesía al papel.  Conforme avanzó el tiempo, incluso con menor cuidado; ya los fundamentos habían sido asimilados; y lo que había que hacer era disparar, hurtar, sicariar al lector tal como venía la mano.  Abuso de confianza de mi parte que, a veces, más bien en los ensayos, no ha sido muy acertado hacerlo (sobre todo si pensamos en introducción, desarrollo, conclusión).  Pero que en la poesía, tampoco en alguno que otro ensayo, tiene antecedentes; aunque no iguales en el mundo entero.

Practico una crítica ontológica, es decir, cada uno de nosotros nacemos para hacer algo en esta vida; pero la que eligieron la inmensa mayoría de los líricos actuales no fue la correcta.  Siempre hay chance para reparar en esto y arrepentirse, aunque ignoro si sea para ganar el cielo.  Qué es lo que quiero decir, que los poetas consagrados (en demasía) no hagan el juego a la institución literaria que les da la teta; porque el status que ocupan no se los da la poesía, sino la institución que los manipula; absolutamente nada más.  Respecto a los que recién publican, y luego de un sincero acto de contrición, pregúntense ¿pa qué? (Nicanor Parra dixit).  Crítica desde los cojones antes que desde alguna teoría, crítica desde los libros y las certeras mentadas de madre que educaron nuestros oídos.

No espero absolutamente nada desde los fantoches que representan la poesía de aquí o de acullá.  Lo que merecía ya lo recibí.  Y recibí de sobra lo que merecía.