jueves, 10 de noviembre de 2022

Ritmo y postpandemia (PPT)

 


DERROTERO DEL TALLER

Venimos de un largo trayecto, diríamos de unos cuarenta años, como talleristas de poesía a nivel regional; de modo presencial, en Estados Unidos, México, Brasil, Bolivia, Perú, República Dominicana, etc.  Y, de manera virtual y permanente, a través de alguno de nuestros varios blogs; en particular, “Poesía en su tinta”. Por lo tanto, nuestra comunicación tiene mucho de testimonio; lo cual asimismo consta, por ejemplo, en nuestro libro de acceso libre, Escriba sin temor: teoría, metodología y consecuencia de un taller de creación literaria.

Ritmo y postpandemia PPT



martes, 8 de noviembre de 2022

¿Qué nos hacemos con Pedro Granados?

 

                        Ilustración por Oswaldo Sagástegui

Paranaländer [Cristino Bogado] entrevista al poeta y ensayista peruano Pedro Granados, en la cual recuerda su visita a nuestro país en el año del Bicentenario (2011).
  1. Empezaste a publicar a fines de los 80, eso quiere decir que sos (casi) contemporáneo de los poetas del Movimiento Kloaka, aunque las estéticas no coincidan.

Sin motivo aparente, mi primer poemario, es exactamente de 1978; el mismo año que, por ejemplo, también se publican Perro negro y Cactáceas, de Montalbetti y Morales Saravia, respectivamente; y un tanto después de Mate de cedrón (1974), de Vladimir Herrera. Es decir, hay allí una cargada atmósfera neobarroca que viene en el Perú desde muy antiguo (El Lunarejo, Valle y Caviedes, Martín Adán, etc.) que se va a tocar con Hora Zero en los 70 y Kloaka, su continuación coloquial-callejera en los 80. Yo estaba entrambas aguas y, más que con la cabeza, escribía del modo más honesto posible, fiel al corazón; y más atento a los clásicos locales que a mis contemporáneos.

  1. ¿Quiénes eran tus referencias locales e internacionales?

Martín Adán, Whitman, Rilke, la poesía japonesa, Ginsberg, García Lorca, entre otros; aunque más bien veía sólo de reojo a Vallejo, sabía que habría de encontrarme con él luego, algo más curtido o preparado para aquella “rueda saltada de la carreta” (Javier Sologuren dixit).

  1. César Vallejo, el poeta acholado muerto de hambre en París, sigue siendo la referencia central de la poesía actual peruana, ¿no ha surgido en el siglo 21 alguien que lo pueda eclipsar o relevar?

Como Shakespeare o Dante, en estas ligas los críticos lo ubican, no creo se deba eclipsarlo, sino más bien, y como hoy sucede, acentuar su relieve. Lo que pasa es que, por lo común, y en principio causado por la crítica especializada, al Cholo lo han confundido con su llanto; y esto le queda demasiado corto; como dice Julio Ortega: “no le ha torcido el cuello al cisne sólo para hablar de sí mismo”. Vallejo es una cotidiana y universal puesta de sol. Pero mi poesía sí la releva o la ecualiza; sobre todo, obvio, en mis poemas más logrados a lo largo de quince libros ya publicados. Siempre he tenido voluntad de estilo, jamás uno meramente de imitación. Pero, ojo, no constituyo en el Perú (y, ergo, tampoco en América Latina) parte del canon de los indiscutibles. No he merecido este membership. Al principio figuraba en los magazines dominicales y parecía me hubieran puesto en modo propulsión a chorro en cuanto a la difusión local de mi trabajo; pero cada vez mi visibilidad fue menguando porque, en simultáneo, mi crítica (más bien palo) a la institución literaria vigente se fue volviendo áspera o incluso incómoda para ciertos grupos con poder simbólico. Creo que sin perder espontaneidad, tan necesaria para la creación, mi responsabilidad en tanto crítico se fue acentuando cada vez más. Escribo, indistintamente, poesía y ensayo; aunque, asimismo, novela muy breve:Prepucio carmesí (2000), Un chin de amor (2005), En tiempo real (2007), son algunas de ellas.

  1. En 2011 estuviste en Paraguay durante las conmemoraciones por el Bicentenario, ¿qué poetas te llamaron la atención entonces y hoy?

Me deslicé hacia el Paraguay desde Foz do Iguaçu donde trabajé (del 2011 al 2014) como profesor en la UNILA. Aquella triple frontera confrontó y enriqueció, cómo no, mi acervo cultural y sensibilidad andina. Leer la oralidad me encanta tanto como leer la escritura; así que mi experiencia en aquella triple frontera era semejante a ir hoy por hoy (lo hago frecuentemente) a Tacora, el mercado de pulgas más grande del Perú. Me alimento aquí de lengua viva y aprendo filosofía no menos viva. En el Paraguay andaba, aunque no entendía ni una palabra del jopará, como si toda aquella gargando do diabo me fuera familiar. No de otro modo andamos la denominada gente “culta”, en el Perú, frente al quechua o al aymara que ignoramos; ateniéndonos al ritmo, al tono y mucho a nuestra fantasía. En Mar paraguayo, de Wilson Bueno, hallé concentrado toda aquel vasto torrencial de agua (mito, historia, vida cotidiana) en algunas pocas páginas y fue algo que mucho agradecí. De aquella mi visita a Asunción por el Bicentenario recuerdo mucho fervor por la poesía y a varios poetas que escuché; me agradaron, en particular, aquellos que escribían y leían en guaraní.

  1. En el poema “Luzbel”, hablas del poncho de Luzbel de los Andes, ¿a qué creencia alude, acaso de allí viene la expresión “donde el diablo perdió el poncho?

Demonio y Brujo de los Andes aluden a dos personajes históricos distintos. El Demonio era un cruel encomendero español; Brujo le decían a Andrés Avelino Cáceres, héroe peruano de la Guerra con Chile. Ambos desembocan en Luzbel y en su poncho (vestimenta-fetiche exuberante y muy masculina); ergo, el poema abunda en aquellos dos exuberantes personajes, aunque también en algún tipo de heroicidad o, al menos, de indomabilidad.

  1. Participaste en el homenaje de la revista Mar con Soroche de Chile del centenario de “Trilce”, ¿qué te ha parecido esa experiencia?

Hablas de la revista Mar con soroche, que alimenta nuestro amigo Andrés Ajens; homenaje (Sien en Trilce) en el cual participé, en cuanto presidente en funciones, a nombre de Vallejo sin Fronteras Instituto (VASINFIN). La experiencia, y publicación de un dossier con muy buena acogida, muy interesante ya que refleja los matices diversos de la recepción actual de la obra de César Vallejo; fueron 77 colaboradores de acuerdo a los 77 poemas del poemario de 1922. La mayoría optó por el performance, muy pocos por el ensayo tradicional, aunque este debía ser necesariamente breve. Todo lo cual me parece que da una medida de la vitalidad de la obra del peruano. Aunque, claro, subterráneamente la gran mayoría de convidados privilegió, digamos, una lectura o punto de vista posmoderno del asunto: ligero, arbitrario o contingente, lúdico; frente a los que defendemos, aunque parezca escandaloso tratándose de un escritor supuestamente vanguardista, una lectura “correcta” y de raigambre no cosmopolita, sino más bien amerindia de aquel libro. Perspectiva, la de VASINFIN, que alcanza poco a poco mayor atención e interés y se refleja, ahora mismo, incluso en el criterio de la traducción de Trilce al italiano por parte de Lorenzo Mari (Argolibri, 2021). Algunas de estas ideas, y para el contexto de la literatura en portuñol, las hemos expuesto en un ensayo reciente, “César Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico” (http://sibila.com.br/critica/cesar-vallejo-en-espanol-selvagem-y-portunhol-trasatlantico/13205). En suma, disentir, tener ideas distintas y hasta opuestas me parece un signo de salud y no de muerte; aunque, por cierto, algunas ideas y no otras tengan mayor respaldo de la institución literaria en funciones.

  1. Tu blog http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/ hace cuándo está activo?

Mi blog principal o más viejo tiene ya 15 años, Blog de Pedro Granados; lo hospeda la PUC del Perú, aunque sobre todo por facilidad y comodidad de tener, siendo incluso hoy un neófito de lo digital, oportuno auxilio técnico. Pero me expreso allí a mi aire y trato de hacer un blog hospitalario. Al inicio lo asumí como eso, un blog, luego como un curso gratuito de literatura a distancia, y hoy acaso como mi obra principal; al menos, como la más visible y perdurable que pudiera tener acceso. Por lo general, y solo a posteriori, en poesía no publico allí lo que irá a parar en un libro; es decir, publico en poesía cosas más bien ligeras. Pero debo admitir que me divierte mucho alimentar mi blog, ver la cosa en términos de multimedia y joder un poco a los que van de invencibles. Creo que, si algo en el futuro se estudia de mí, curiosamente será mi blog.

  1. ¿Qué proyectos tienes entre manos?

Actualmente Carlos Llaza, excelente y joven poeta peruano radicado en Escocia, traduce al inglés “Res”, un nuevo poemario. En el terreno del ensayo, trabajo otro libro de César Vallejo, Escalas, cuyo centenario es el próximo año. Y respecto a VASINFIN, este verano debe inagurarse su cede física en Lagunas-Mocupe, departamento de Lambayeque (Perú); y, asimismo, quisiera seguir profundizando la relación de VASINFIN con su parceiro paulista, AME (Arquipélagos Mestiços, do Grupo de Pesquisa “Barroco, Oralidades e Mestiçagem”, COS-PUCSP-Brasil), cuyo director es el investigador y poeta Amálio Pinheiro.

  1. Me gustaría uno de estos viernes de tarde hacer un streaming contigo sobre Trilce y su centenario, ya que tú has escrito sobre Vallejo.

De acuerdo y encantado.

  1. ¿Cuál es tu actividad en Perú, sos uno de los pocos que no ha emigrado del país para realizar una actividad académica?

Soy ahora mismo un investigador independiente; luego de la UNILA (Brasil), mi trabajo formal y a tiempo completo fue, hasta antes de la pandemia, por un par de años en la UNMSM. Pero sí emigré, como tantos otros de mi generación, y viví fuera del Perú por más de quince años, sobre todo en USA donde obtuve un doctorado en letras en Boston University; también conozco bastante bien España y, mucho mejor todavía, la República Dominicana. Muy probablemente sea, de los no nativos de aquella media isla, uno de los que más a estudiado y divulgado su poesía actual. Ahora mismo moro en la Horrible.

https://eltrueno.com.py/2022/11/07/interviu-con-el-poeta-pedro-granados/

ARTÍCULO RELACIONADO:

Muy pocas aventuras personales -auténticamente fervorosas o creadoramente autistas- hubo en el paso de los poetas del setenta hacia el ochenta. En esta última década se consolidaron o tornaron como oficiales, por un lado, grupos más bien altamente retorizados -verbigracia, Kloaka- influidos aún por el lenguaje marginal-contestatario de Hora Zero; o, por otro lado, individuos que representaron con sus versos canónicos a las instituciones más conservadoras de aquella coyuntura histórico-política-cultural. En todo este contexto, creemos, y por eso la estudiamos, la poesía de Pedro Granados fue y es, incluso hasta ahora mismo, un gesto de estilo incomprendido, pero no por ello quizá menos asimilado en secreto, particularmente por los otros poetas de su generación. La palabra de Granados refulge viva y joven hoy más que nunca; ha sabido no envejecer prematuramente como las de algunos de los poetas del 60, muchas de los del 70 y casi todas entre las de su propia promoción.

Si los avatares de la poesía son lo que dice de ésta la crítica, o lo que calla, de ambos tiene la poesía de Pedro Granados. Aunque llame curiosamente la atención, más bien, el ninguneo de su poesía en el Perú en estos últimos años; hecho -creemos escandaloso- que va siendo percibido ahora mismo por una nueva promoción de críticos peruanos y, por qué no, paulatinamente va siendo reparado. Entre estos últimos lectores quizá el ejemplo más significativo sea el de José Falconí quien, en su artículo “Pedro Granados: la solitaria búsqueda de las definiciones” (Agulha, Octubre 2000), enfatiza:

“Para la mayoría de los acusiosos antologadores e historiadores de la poesía peruana -quienes se dedican, cada cierto tiempo, a recopilar y publicar el canon definitivo de la rica tradición literaria del Perú-, la poesía de Pedro Granados (Lima, 1955) ha sido un enigma que hasta ahora no han podido descifrar. Quizá sea ese el motivo por el cual las muestras de la obra de este poeta limeño se encuentran recogidas en muy pocas de las antologías que detentan el sospechoso título de “oficiales” en el Perú y es, de entre sus contemporáneos, uno de los poetas menos conocidos dentro del circuito literario de Lima. A decir verdad, y a pesar de correr el riesgo de caer en el clich, pareciera que Granados es más conocido fuera que dentro de su propia patria. Y es que en Granados, los parámetros que siempre se han utilizado para categorizar en el Perú a nuevos poetas no se mantienen: no pertenece a una generación poética, su poesía no puede ser considerada ni pura ni social, ni tampoco responde totalmente a la corriente conversacionalista o a la académica etc.”

Tardíos setenta: el caso de la poesía de Pedro Granados/ Gaspare Alagna

 


miércoles, 2 de noviembre de 2022

lunes, 31 de octubre de 2022

Adán y nosotros

 


[Intervención]

Qué instante no es toda la vida

El tiburón devora lo que devoraba

Como en el mar late la ola

Sangre en largura de camino

Doblado por el peso de su eternidad

Inadvertida

Y en vano huyes del país nativo

Y en vano tornas sarco

Como el chivo

Y en vano evitas

Lo que está en tu mente

Que todo es tu principio atroz

Poeta

(2021)

Madreselvas para Martín Adán

Ahora que somos

sombra y paso,

mirada y desvío,

sermón y pecado.

Ahora que el mudo muda

por enésima vez de expresión

y hecha humo la impasible chimenea.

Ahora que quizá rubricarías

como hace ya algunos años:

“Con viva gratitud

por el envío de

sus bellos poemas”.

Y yo no soltara el mango

de esa sartén

aunque harto quemara;

y fuera de pronto,

siendo apenas un muchacho,

un adulto ya, ya un anciano.

Un muchacho solamente, Martín,

no un poeta. Un muchacho

de la ancha base, Martín,

de sobrio segundo

y de mamá por cocinera.

Ahora que me espera la muerte

tal como a mí. Tal como a ti

no

porque eres la enredadera.

La enredadera sobre la vid

y hasta lo alto del muro.

La enredadera sobre la más imponente higuera.

Tal como a ti no

porque eres la madreselva.

El corazón y la escritura (Lima: BCRP, 1996)


“[Responde Juan Mejía Baca] No quería leer nada ni saber nada del mundo exterior. Después, en Santo Toribio, se repuso notablemente…¿Qué leía?… Sobre todo diarios y revistas como Caretas. Naturalmente El Comercio…Reía mucho con Monos y Monadas. Lo último que leyó fue el poemario de Pedro Granados, Juego de Manos…Le gustó mucho”

El Comercio. Lima, domingo 10 de febrero de 1985.

Por esta declaración de Juan Mejía Baca, dicen que yo maté a Martín Adán.






lunes, 24 de octubre de 2022

Juvenal Agüero a los poetas dominicanos

 


Hice todo lo posible por prestarles oídos, pero, a cambio, no han escuchado absolutamente nada, poetas de la media isla donde errar es lo correcto.    La poesía no son lecturas; sí, dignidad.  ¿Cómo es posible ser escritor si trabajo para el Ministerio de Cultura?  Si me entrevero –hasta perderme de vista– en la lógica de lo burocrático, el amén, el empellón, lo políticamente correcto.  En este contexto la poesía es imposible, por más que acaso sobrenaden allí el talento y la inspiración.  La poesía a ninguno interesa, sólo la imitación de lo ya consagrado; sólo la inmediata y obscena figuración.  A poetas de derecha e izquierda me dirijo; canjeables o intercambiables todos, por lo demás.

Asimismo, a la crítica de poesía que es allí una copia fotostática de lo que otros ya dijeran; aunque  todo esto sin poner las comillas, por cierto.  Caverna al cuadrado.  Ignorancia honda.  Muñecos maniatados por ventrílocuos a los que ahora chifla, por ejemplo, Luis García Montero, tal como, hasta no hace mucho, un tal José Kozer.  

Por lo tanto, la crítica dominicana debe recomenzar, aunque este prototipo sea imposible por el momento, desde un Pedro Henríquez Ureña bailando, y a espaldas del Palacio Nacional,  en algún colmado del Gualey.  Otras agendas teóricas, sobre todo las metropolitanas, aplicadas a la media isla, sólo terminan por complacerse a sí mismas, Es necesario  conocer profunda y generosamente, con el mínimo de prejuicios, el suelo que lo vio a uno  nacer.  Y la poesía, por su parte, recomenzar desde la obra de un solitario como Carlos Rodríguez, hasta abrirse a un gesto de estilo más bien comunitario y festivo –que sepa conjurar inteligentemente el dolor– como es el caso de los poemas de Isis Aquino y Glaem Pars.  Y seguro los de alguna otra joven, por ahí, insatisfecha de tanta orquestada, generalizada y correcta mecida culturosa.

miércoles, 19 de octubre de 2022

CANCIÓN

 


Un poco de oscuro como pantalla

para estos nimios hechos.

La radio me regala, inesperadamente,

unas canciones de Billie Holliday.

Es obvio, mi madre es la que canta.

El orgullo del corazón de un poeta.

Quizá éste puede ser el título

de la canción. De una canción.

A ver, qué guardo en mi abracadabra.

Qué escondo en mi alforja.

El mapa orográfico del Perú

es esta hoja arrugada –por mí–

que aún respira.

Ven ustedes, canta Billie; escribo el poema.

¿Simple coincidencia de un día de invierno?

La nieve se arremolina como un puño,

el aire, los recuerdos.

¡Apártate recuerdo!

Poesía, arte de la distancia,

del uso de una sola oreja.

El corazón orgulloso de un poeta.

Bien puede ser éste el título de la canción.

 

Pedro Granados, Desde el más allá (Lima: Corza Frágil, 2002) 

Traductor: Alan Smith Soto

Realizador: Alberto Roblest


sábado, 1 de octubre de 2022

HE TOCADO MADRID

 


A Rafael Soto Vergés, i. m.

I
He tocado Madrid
Un adoquín de granito áspero
A la altura de mi cabeza
Una tarde más bien fría
Tranquila y contemplativa
Tocaba leve y afirmativamente
Eso sí
Con el índice y el cordial
De mejillas sensibles y ojos entre cerrados
¿Por qué lo hice?
¿Estaba feliz estaba triste?
Dedos contra un agua propicia
Como quien se adentra en sí mismo
Áspera gris fría íntima
Escueta ventana
La de las piedras que duermen
Hacia las piedras que nunca descansan
Torsos macizos y atentos
Y no menos discursivos

II

Un hombre pasa y toca
La piedra desmenuza y cuela
Ambos son dúctiles
Pero mucho más la piedra
El hombre escribe en Lima
Junto a su perro, Mique
Y frente a algunos libros
No anda solo
A menudo van con él
Una mujer
Y algunos de entre sus muertos
Tiene curiosidad
Todavía
Y el cuerpo en resumen sano
Pero sin poner el poema ni la piedra
A un lado
Ni las yemas ni el tacto
Ni sus oídos ni sus ojos
Ni sus mejillas
Ni el calor ni el aire ni el aliento mismo
A un lado

Pedro Granados, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) pp. 31-32.