viernes, 18 de mayo de 2012

[SI PERDIÉRAMOS LA NOCIÓN DE LAS COSAS]



Para Antoni Tàpies, i.m.

I
SI PERDIÉRAMOS LA NOCIÓN DE LAS COSAS

EL ÁRBOL MUY ALTO Y TRISTE

SI NOS QUEDÁRAMOS EN ESTAS

CONJUGACIONES

DE LA AGUDA A LA MÁS GRAVE

PARA QUE NOMÁS INTUYERAS

NUESTRO ESQUIVO CORAZÓN

AL PAPEL Y A LA POESÍA

DOY DE LO QUE ME SOBRA

ASÍ ES ESTO

LO DEL ARTE

SE DA DE LO QUE REBALSA

SI NOS PERDIÉRAMOS POR ALLÍ

ANHELANDO Y CREYENDO

NO LLEGARÍAMOS A NINGUNA PARTE

LA POESÍA

ESTÁ AQUÍ MISMO

Y ME PRODUCE MÁS MIEDO QUE LAS BRUJAS

AUNQUE NO PARECE NI BRUJA NI HADA

EL FUEGO EXPIRA

UNA HEBRA DE ALGODÓN SE RETUERCE

SE CONSUME Y DESAPARECE


II
NADA ESTÁ ESCRITO

ESTE PAPEL OCIOSO

DEL POETA

DE ESPERAR

LA COLACIÓN

DAME DE TUS LABIOS

TOMA CON ELLOS

COMO CON TUS DEDOS

MI BOCA

DOY TESTIMONIO

DE LA POESÍA

DE MI ABIERTO CORAZÓN

LLENO DE ESPINAS

EL CAMINO UN SEGUNDO

NOS TRAJO HASTA QUÍ

ESTE PENSAR Y SENTIR

POR TODOS

POR TODOS Y POR CADA UNO

domingo, 15 de abril de 2012

[Que se cae de maduro]



El poema que se cae de maduro

Dado el golpe

La revolución

El palo

Que se mide siempre

En la piel

En los oídos

Por qué no

En los pies ligeros

El poema madre

De los desamparados

Una caricia que aprendes

Y a la cual nunca te acostumbras

Pero existe la madre el poema

Que se cae de maduro

Existes tú como

Habitualmente eres

Pero te deformas te deforman

Y te hacen creer

La poesía no te hace creer

La poesía es

La alegría detenida en tus ojos

Para siempre

jueves, 29 de marzo de 2012

Leite Neto



Qué dicha.

Borges hablándonos

sobre la cubierta.

Borges y yo,

solos. No hay nadie.

(Es muy temprano todavía).

Sobre este navío que nos conduce

--a mí y a mi memoria de Borges--

hacia un lugar aún desconocido.

El puerto no nos consta,

mucho menos al río.

A este río que navegamos

con repentina dicha

y extrañeza.

La popa es nuestra proa

--todo va quedando adelante--

y sabemos lo que decimos,

aunque no por dónde andamos.

El Amazonas es más antiguo

y más vasto que nuestro recuerdo.

domingo, 25 de marzo de 2012

VISIÓN DE LIMA



La ciudad

Debajo de una serpiente herida

La ciudad mi ciudad

Hecha polvo

Mi madre mi padre

Mis hermanos ausentes

Y esta nube de tierra

Y esta serpiente de tierra

Sobre mi atónito

Y silencioso corazón

miércoles, 14 de marzo de 2012

BASURA Y POESÍA


Recuerdo con claridad que allá por inicios de los años 70 del siglo pasado, en mi íntimo colegio popular y parroquial de Lima, un joven, talentoso y entusiasta profesor de Arte --Enrique Bustamante-- nos iniciaba en el collage. Son las clases que mejor recuerdo y que por ese entonces adoraba. Jamás traía al aula los reglamentarios cuarto de pliego de cartulina, revistas, tijeras ni, mucho menos, la goma. Justo cuando faltaban unos quince minutos para terminar la clase --y presentar nuestros trabajos-- compraba a alguno de mis compañeros, por unos pocos centavos, una cartulina que ya nadie quería (el fugaz paso del tiempo la había devaluado); recogía del suelo los trozos de revistas o periódicos desechados; recortaba con la mano lo que de estos se me ocurría podría necesitar para mi composición; robaba un poco de goma por aquí y otro poco por allá. E indefectiblemente me sacaba 20 (veinte). Nota máxima, indecente, extraña; según Martín Adán, una gallina delante de un huevo.

Reactivo estas memorias porque creo son lo más parecido o que acaso mejor puedan explicar mi propia poesía. Sobre todo aquélla de producción más reciente (empiezo a publicar en 1978 y mi último poemario es de este mismo año, en total doce libros de poemas); posterior a El corazón y la escritura (1995). Digo esto porque, a vuelo de pájaro, este último poemario --respecto a los posteriores-- en apariencia luce más focalizado en su o sus temáticas, más elaborado en sus versos y, en suma, mayor estructurado en sus textos tanto individuales como en conjunto. No aseveraría que esto sea falso o verdadero, dejo esta tarea a los posibles interesados en investigar mi obra. Tampoco me propongo puntualizar en el collage --plástico, antaño, y hoy literario de mi trabajo-- porque hallo que esto es obvio; obvio a la poesía occidental o del lejano occidente por lo menos desde Guillaume Apollinaire. Quisiera reparar, más bien, en el gesto de recoger desechos del lenguaje --disímiles, no focalizados, sin prestigio, multiculturales-- y tratarlos prosódicamente. Es decir, no presentar estos desechos tal cual; sino previamente modulados, elaborados como si nos dispusiéramos a escribir un soneto en alejandrinos o una copla de pie quebrado. Tratar lo desechado primorosamente; pero sin restarle su alteridad, fragmentación o extrañeza. El foco, el origen de estos restos, se hallará irremediablemente perdido; pero ahora están sometidos a una modulación que --sin pretender naturalizarlos en su diferencia textual o cultural-- los pone a trabajar en conjunto.

Las claves formales de esta nueva interacción serían, por un lado, pausas y encabalgamientos; y, por el otro, de modo paralelo a este inestable perfil rítmico, una suerte de distribución conceptual móvil de las palabras donde, pareciera, preponderan la elipsis y el oxímoron. Todo lo cual, podríamos decir, propuesto al lector de un modo débil, no enfático; evitando autoritarismos y didactismos de cualquier tipo. Evitando localismos o etnocentrismos también. La persuasión misma del poema se jugaría toda en este aire suave.

Ahondando un tantito más en las posibles consecuencias teóricas, éticas y políticas de este proceder (el de la poesía reciclada); y presuponiendo lo que nos indica debiera hacerse, con nuestra acumulada y ubicua basura, el sentido común. Cabría advertir su efecto palimpséstico e incluyente. Es decir, incluso el lector común se hallaría, desde un primer momento, rodeado o acompañado como de objetos familiares a su experiencia, a su cultura y tradición literaria; de algún modo esta poesía nos recuerda que aquellos objetos no solo ya fueron creados, sino también gozados antes. Y, asimismo, este mismo lector puede intervenir de modo activo en la co-creación de aquel pequeño artefacto de saberes y recuerdos, puesto apenas en actividad, que constituye el poema reciclado. Sin embargo, esto no resta que un lector más atento o ya iniciado en la poesía no sólo aquilate con mayor morosidad aquellas huellas culturales; sino que, quisiéramos presumir, perciba algo más decisivo en esta propuesta de reciclaje. Que no se trata de un registro; sino, ante todo, de la construcción de un objeto de conocimiento. Con giro y sin giro linguístico. Y aunque leve, desalienante de los lugares comunes y siempre abierto al deseo. Una humorada que también podría ser lo más trascendental en tu vida.