No soy cristiano
No soy judío
No soy musulmán
Tampoco budista
Ni hinduista
Ni de aquella religión por venir
Soy un devoto de la poesía
Según Adán de la Fuente
Orgasmo de Dios
Hecho para cisma
©
Pedro Granados, 2025
Todos leemos y escribimos desde un lugar (cultural, social, retórico, etc.) y ser cada vez más conscientes de ello ayuda a volvernos no sólo más lúcidos de nosotros mismos, sino a desarrollar de un modo más personal nuestra propia escritura. Si deseas ensayar o desde ya cultivas este género, mediante una conexión virtual leeremos juntos tus poemas, potenciaremos tu producción literaria y publicaremos tu trabajo en este portal o en otros semejantes. Contacto: pedro_granados@hotmail.com
No soy cristiano
No soy judío
No soy musulmán
Tampoco budista
Ni hinduista
Ni de aquella religión por venir
Soy un devoto de la poesía
Según Adán de la Fuente
Orgasmo de Dios
Hecho para cisma
©
Pedro Granados, 2025
Respecto de En la estratósfera con animales imagino que, un tanto al modo de Pound o de Eliot, y no menos de César Vallejo, me he orientado por lo siguiente:
Cualquier obra de arte es una mezcla de libertad y orden. Es perfectamente evidente que el arte oscila entre el caos, por un lado, y la pura mecánica, por otro. Una insistencia pedante en el detalle tiende a excluir la forma esencial. Si se mantiene con firmeza la forma esencial se hace posible una libertad en los detalles (Ezra Pound); El arte es una evasión de posiciones fijadas; una oportuna evasión de una norma… (T.S.Eliot); la técnica: pone siempre al desnudo lo que, en realidad, somos y adónde vamos (César Vallejo).
Digo un tanto porque, por otro lado, el mito en mi poesía no se halla pasteurizado, tal como sí sucede en Pound; también, aunque en apariencia luzca lo contrario, en Whitman (“maestro de atletas” y trashumante “hobo”) e incluso –alguien tan “cerebral” como Pund– en el autor de Altazor. Altazor que apostaría por la paulatina descorporeización (metafísica occidental); mientras Vallejo lo haría exactamente por lo opuesto: la inclusión de todos los cuerpos posibles (metafísica amerindia o multinaturalismo). Pound y Huidobro encandilados y casuales ante el chorro de sus propias imágenes “automáticas” (Imaginismo). Pienso en un Huidobro en tanto intersección entre Whitman y Pound. Por otro lado, concuerdo en lo que Paz piensa de Eliot: arte del palimpsesto de la tradición occidental o clásica. Por lo tanto, hallamos también aquí al mito ya fallecido, aunque se nos muestren unas buenas imágenes en transparencia o un sugestivo video de ello; y, en realidad, únicamente nos quede un repertorio con las citas o las huellas del original. De modo análogo, en Pound, Whitman, Huidobro, Eliot y el propio Octavio Paz, sólo nos queda una honesta voluntad de aura y de estilo.
¿Qué significa aquello de que compruebo que en mi poesía el mito no se halla pasteurizado? Que éste se da en bruto y está vivo; aunque no sea explícito o didáctico ni tampoco, sería algo execrable, meramente decorativo. Es decir, el mito es acólito de sí mismo y crea archipiélago; aglutina, tal un real y activo agente, comunidad. En suma, no intenta desatar sólo alguna particular emoción, sensual o política, sino que ambiciona constituirse, asimismo, en un mediador conceptual amerindio averseas y transversal a cualquier lengua. En la estratósfera con animales, finalmente, induciría una manera correcta y reparadora en su recepción. Una lectura, semejante también a Trilce, y aunque resulte paradójico tratándose aquel poemario de 1922 de un texto de “vanguardia”, más feliz que otras; evado, adrede, los términos: “adecuada” o “pertinente”. Justo en este sentido, Vallejo no será Whitman, no intentará corroborar en su poesía las ideas de Rousseau; ni será Pound porque la energía del “Cholo” no es sólo para iniciados; es decir, más bien lo acerca que lo aleja de la gente. Tampoco será Eliot porque frente a la poesía a la cual el autor norteamericano rinde culto, Vallejo de tanto ser poeta dejó de serlo. Mucho menos, Vallejo es algún “pequeño Dios”. Ni siquiera Emerson quien, a la larga como Descartes, escinde pensamiento (cultura) de cuerpo. Vallejo es un poeta sin membership. Siendo el club de Pound, como sabemos, mucho más excluisivo que incluso los 100 de Harold Bloom. P.G.
Faltan todavía algunos años para celebrar mis cincuenta calendarios en esto de la poesía, Sin motivo aparente (1978); pero hoy deseo revelarles el lema que figura como portada de todo mis versos: “En la estratósfera con animales”. Llegó, de manera impensada, poco después de una reunión en El Queirolo de Pueblo Libre con mis ex condiscípulos de promoción del colegio. A ellos ya les agradecí por tan grato momento, pero ahora debo dar gracias también, de modo explícito, a la poesía porque aquel lema es el que siempre me moló, pero no lo encontraba o todavía no sopesaba lo suficiente en ello.
Si le ponemos atención, aquel lema implica varios niveles de lectura. El más allá no alude al cielo, sino tan sólo a la estratósfera; y que los animales, nosotros incluidos, son asimismo los planetas y los astros. Es decir, sin alienar al conjunto su radical animalidad, instinto, imprevisibilidad, mutabilidad tan particularmente tornasolada en aquel espacio abierto.
Agradezco a la poesía, más potente que tocar una quena dentro del cráneo de una calavera (mi padre y su grupo lo hacían, en Huaraz, cuando muchachos). Agradezco a los seres inocentes, todos, que me han acompañado entre lo cotidiano y algún “tempo solto” (auténtico hallazgo de Amálio Pinheiro) que de vez en cuando ha venido a aderezar la vida de todos los días. Somos inocentes porque nos morimos y somos valientes ya que, de modo rutinario, nos enfrentamos a la soledad de la muerte (antes, a la de nacer). Somos inocentes porque todo esto no es más que una humorada; y no una estafa, tal como dijo antes de morirse mi amigo mago Rafael Soto Vergés, además gaditano y poeta, por si no bastara con ser mago. Cómo no va a ser una humorada, querido Rafael, si velamos a diario y meticulosamente nuestras armas de ranas asesinas siendo apenas unos frágiles seres de sangre caliente.
Me gusta pensar, más bien poner en práctica, y a capricho, que el universo cabe en una mano. O que uno por la emoción puede también expandirse y viajar y tocar el corazón de todos y cada uno con el índice de la otra mano. Dedico y dejo mi poesía para Rosario, avispas semejantes, a punto de picar sin compasión a aquella recién acaserada estrella. P.G.
Granados demuestra una vez más que es un artista con calle poética, cuya voz se resiste a categorizaciones simplistas y cuyo oficio gana vigencia con el paso del tiempo. El reconocido poeta y académico limeño revela entonces el lugar que la poesía, como epistemología y concepción del mundo, ocupa en la vida diaria. Así, al reconciliar los caóticos mundos interno y externo a través de un intelecto cruelmente tierno y sensual, La mirada de Pedro Granados se erige como un referente en la poesía contemporánea: ‘una nave / hacia la noche / hacia el día / hacia el horizonte’.
Carlos Llaza
Mirar no es una operación abstracta del cuerpo sobre un objeto. De modo semejante a los zorros arguedianos, en la mirada granadina acontece una epifanía no exclusiva de los seres humanos. Es una mirada en red en la que el todo tiene ojos para ver y devolvernos a su vez la mirada. Una epifanía del cuerpo que no es una promesa más lanzada hacia el futuro, sino una experiencia que es posible todos los días. Pensar desde la epifanía, ya sea rememorándola o rindiéndole tributo, es uno de los rasgos distintivos de la reflexión poética de Granados.
Carlos Quenaya
La poesía de Pedro Granados es el hilo de habla que emerge de una herida en el cuerpo del lenguaje español. Habla que es hilo de vida, huella de sangre, texto de la voz que borbotea con asombro y convicción. Estos poemas, por lo mismo, palpitan en cada sílaba, con sobriedad y desnudez, o con la dignidad que hay en la desnudez que recibe la palabra viva del poema como una rama de fuego arrancada de la voz. Esa palabra en carne propia reverbera en la intimidad de una conversación en la que la confesión y la súplica, la oración y la convocatoria, se suman, con ardor y sed, para que el poema sea una historia de vida, una breve memoria de la muerte viva. De allí la demanda que nos impone el poeta. Es una demanda de pasión vital y ardor verbal. Aun cuando el lenguaje sólo puede dar cuenta de la fragilidad y fugacidad del tiempo presente, el poema demora ese ardimiento, ese brío del habla en el coloquio. Como si la poesía fuese capaz de concedernos todavía verdad y piedad.
Julio Ortega
La poesía de Granados evoca el dislocado sentimiento de identificación con un terreno síquico y físico repleto de signos de un pasado desconocido y al mismo tiempo visible; físicamente, en las líneas que las ruinas subterráneas trazan en la tierra, y síquicamente, en la leyenda del cuerpo enterrado y el espíritu emergente del antiguo sol o Inkarrí.
Leslie Bary
O livro comemora os quarenta anos de vida poética do peruano Pedro Granados. A pujança da voz coloquial escancara o jogo solar entre a tristeza e a alegria, ilumina o vaivém morte e vida na paisagem, nos objetos e nos afetos cotidianos. Ninguém pode escapar desses versos curtos entremeados de dança e sol.
Amálio Pinheiro
Sobre un saludo personal de un buen amigo; actualísimo y pleno de sugerencias al futuro.
Que vivan los animales (nosotros incluidos).
Atte.,
El Lobo (una antigua chapa)
Feliz Navidad y próspero Año Nuevo.