miércoles, 19 de octubre de 2022

CANCIÓN

 


Un poco de oscuro como pantalla

para estos nimios hechos.

La radio me regala, inesperadamente,

unas canciones de Billie Holliday.

Es obvio, mi madre es la que canta.

El orgullo del corazón de un poeta.

Quizá éste puede ser el título

de la canción. De una canción.

A ver, qué guardo en mi abracadabra.

Qué escondo en mi alforja.

El mapa orográfico del Perú

es esta hoja arrugada –por mí–

que aún respira.

Ven ustedes, canta Billie; escribo el poema.

¿Simple coincidencia de un día de invierno?

La nieve se arremolina como un puño,

el aire, los recuerdos.

¡Apártate recuerdo!

Poesía, arte de la distancia,

del uso de una sola oreja.

El corazón orgulloso de un poeta.

Bien puede ser éste el título de la canción.

 

Pedro Granados, Desde el más allá (Lima: Corza Frágil, 2002) 

Traductor: Alan Smith Soto

Realizador: Alberto Roblest


sábado, 1 de octubre de 2022

HE TOCADO MADRID

 


A Rafael Soto Vergés, i. m.

I
He tocado Madrid
Un adoquín de granito áspero
A la altura de mi cabeza
Una tarde más bien fría
Tranquila y contemplativa
Tocaba leve y afirmativamente
Eso sí
Con el índice y el cordial
De mejillas sensibles y ojos entre cerrados
¿Por qué lo hice?
¿Estaba feliz estaba triste?
Dedos contra un agua propicia
Como quien se adentra en sí mismo
Áspera gris fría íntima
Escueta ventana
La de las piedras que duermen
Hacia las piedras que nunca descansan
Torsos macizos y atentos
Y no menos discursivos

II

Un hombre pasa y toca
La piedra desmenuza y cuela
Ambos son dúctiles
Pero mucho más la piedra
El hombre escribe en Lima
Junto a su perro, Mique
Y frente a algunos libros
No anda solo
A menudo van con él
Una mujer
Y algunos de entre sus muertos
Tiene curiosidad
Todavía
Y el cuerpo en resumen sano
Pero sin poner el poema ni la piedra
A un lado
Ni las yemas ni el tacto
Ni sus oídos ni sus ojos
Ni sus mejillas
Ni el calor ni el aire ni el aliento mismo
A un lado

Pedro Granados, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) pp. 31-32.


martes, 27 de septiembre de 2022

Entrevista-recital en Cajamarca

 


https://www.facebook.com/FeriaVirtualLibroCajamarca/videos/434757848754703

Aparezco, por un buen rato, hacia el final del video.  Agradezco a William Guillén por la oportunidad de asistir y compartir con los lectores de este espléndido evento.

Gustarìa me hicieran llegar sus comentarios.  Gracias anticipadas.


viernes, 16 de septiembre de 2022

“Huánuco: Trilceanas ciudadanías”


 Taller presencial de Poesía auspiciado por VASINFIN, y con la solidaria participación de un artista vecino de Huánuco, Israel Tolentino.  Correrá entre los días 19 al 23 del presente mes en la ciudad del León.  Aquello de “Trilceanas ciudadanías” viene de un ensayo que pueden leer aquí mismo.  Aunque, en estricto, la poesía se enreda entre quienes participarán en el Taller.  A nosotros, en tanto sabuesos,  nos corresponde sobre todo llamar la atención de su presencia/opacidad; oscilaciones de por sí harto elocuentes.  Que no es posible convertirnos en reales ciudadanos de nada, sin antes reparar en la irreal, de tan real, poesía.

Lugares:  Dirección Desconcentrada de Cultura ( DDC), Facultad de Educación en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán (UNHEVAL), Colegio  Isaac Newton y Colegio Nacional Industrial Hermilio Valdizán.


martes, 30 de agosto de 2022

La poesía de Pedro Granados/ Rafael Soto Vergés

 

Rafael Soto Vergés (Cádiz, 24 de agosto de 1936 – Madrid, 14 de julio de 2004)

“La soledad, la tribu, el desencuentro, la amargura refleja o autoreflexiva de sus propios poemas, el nihilismo vitalista, el desencanto existencial de lo peruano y hasta de lo universal más frecuentado (valores, toponimias, experiencias), le han hecho huir de tópicos, de manidas interpretaciones, de lugares comunes de la lírica.  Su autenticidad es proverbial y su sinceridad es un ejemplo para los escritores de oficio.  Porque, deliberadamente sin oficio, Pedro Granados se ha entregado a esa gran tarea de ser poeta.  De dejar en la tierra el testimonio, angelical, furioso, humano, de alguien que ha existido y sufrido.  Este es un canto hermoso, una sombría dádiva, un regalo de lágrimas, bajo las estaciones de las aves de paso” RSV

http://www.jornaldepoesia.jor.br/BHBHpedrogranados02.htm


TEXTO RELACIONADO:

El mago de la palabra/ Alejandro Luque

Cuentan que en la buhardilla madrileña de Rafael Soto Vergés conviven pacíficamente dos mundos singulares. A un lado, el despacho del escritor y crítico de arte; al otro, el laboratorio del mago, abarrotado de aparatos, naipes gigantes, pañuelos de colores, todo dispuesto en un orden estricto. La poesía es su vocación primera. “La magia es sólo una afición”, comenta con modestia, tratando de disimular el verdadero significado que este arte misterioso tiene para el gaditano: una pasión que le ha hecho viajar por varios países, y le ha deparado la amistad de maestros como Pepe Carroll o Juan Tamarit. La vida se encargó de elegir para él un destino de poeta, pero no consiguió alejarle de los juegos de manos. Una y otra circunstancias se deben, en sus palabras, a su afición al mundo de los mitos, la fantasía y el subconsciente. Y puede que los surrealistas franceses tengan en ello su parte de culpa. Premio Adonais de poesía a los 20 años, la trayectoria de Soto Vergés tuvo una justa recompensa con la concesión en 1994 del premio de la crítica andaluza. “Tal vez fue mi educación burguesa la que me alejó de ser un hombre de espectáculo. Lo cierto es que prefiero que mis libros me presenten a mí, y no al contrario”, comenta. A la hora de sentarse a escribir, el autor de La agorera tiene también algo de mago. Con el mismo desenfado, pero también con idéntica seriedad, mide los versos o inventa un truco en el que unos pingüinos saltan -“increíble, pero cierto”- del cubilete al bolsillo. “En la magia también funciona la retórica de la poesía”, asegura, “y ambas exigen mucha técnica. Una y otra intentan invadir el misterio de la existencia”. Por otro lado, Rafael Soto no duda a la hora de preferir la magia close-up, la del público cercano, a los aparatosos montajes de David Copperfield y otros ilusionistas de masas. Y así su poesía, siempre busca la pureza que otorga la palabra precisa, frente a una lírica en boga que tiende más a lo coloquial. “A la poesía no se le puede echar sifón, hay que escribirla con desgarro. Cuando uno se llena de espiritualidad, es cuando sale la magia”, sentencia con una sonrisa. Ahora, Soto Vergés apura sus vacaciones en Cádiz, una ciudad con la que mantiene una relación de amor-odio. En ella transcurrió su infancia, pero le marcó el pueblo serrano de Bornos, donde pasó sus primeras vacaciones y se inició, curiosamente, en la magia. “Cádiz era una cárcel de agua. En Bornos aprendí a amar la libertad, y las visiones del campo me ayudaron mucho en mi carrera. El mar, en cambio, es demasiado absoluto, me enloquece”, confiesa el poeta. Las paredes de su apartamento están llenas de pinturas y grabados, “regalos de amigos”, dice. Amigos como Fernández Arroyo, Juan Barjola, Mario Cerón, José Caballero o Rafael Alberti, cultivados a lo largo de más de 30 años de estudio de las artes plásticas. En público, Soto Vergés suele resistirse a desplegar sus habilidades. Se disculpa por no tener a mano buen material para hacer trucos, pero cuando se halla entre amigos nunca renuncia a ofrecer un breve espectáculo en el que adivina cartas o ejecuta sorprendentes juegos con monedas de plata. Y entre los cantos a la naturaleza y los prodigios del misterio, deja a un lado por un momento su natural moderación y se atreve incluso a hacer un vaticinio: “No sé que va a ser de la poesía. Pero estoy seguro de que se van a ir al carajo todos los que están viviendo de Cavafis”.

https://elpais.com/diario/1998/08/20/andalucia/903565350_850215.html

 


miércoles, 24 de agosto de 2022

[Y otra vez aquella visión]


Y otra vez aquella visión:
un jirón de cometa descolorido, abandonado,
sujeto a los cables de la calle de siempre.
Ayer hablé con tu madre —te llamé por amor—
pero me di al teléfono con tu madre.
Nunca he sentido tantísimo resentimiento en una sola voz.
Y entonces advertí que todo volvía a su lugar.
Como el invierno en Lima,
como el verano en Providence.
Ser peruano en cualquier parte del mundo es imposible.
Ser peruano huaco y católico, cachero y manatí.  Ser peruano brujo.
Porque harto han andado la disuasión y el poder, por un lado;
y harto han andado la miseria y la pena, por el otro.
No hemos visto y olido y palpado
por gusto.
Un pedazo de noche huele como la tierra.
La realidad tiene el contorno de un talle
y es muy dulce la verdad.
Anochece en esta parte del mundo.
Anocheció.

lunes, 22 de agosto de 2022

En Resumen

 


No creo en Vallejo

 

No creo en Adán

 

No creo en la generación del treinta

 

Cincuenta ni sesenta

 

Mucho menos en Hora Zero

 

O la prensa que lo creó

 

Ni en ninguno de mis coetáneos

 

Tampoco en los jóvenes

 

De hoy ni de mañana

 

Creo sólo en mí

 

En Yoko o en mí

 

© Pedro Granados, 2022


TEXTO RELACIONADO:

¡Rompe Saraguey!