Todos leemos y escribimos desde un lugar (cultural, social, retórico, etc.) y ser cada vez más conscientes de ello ayuda a volvernos no sólo más lúcidos de nosotros mismos, sino a desarrollar de un modo más personal nuestra propia escritura. Si deseas ensayar o desde ya cultivas este género, mediante una conexión virtual leeremos juntos tus poemas, potenciaremos tu producción literaria y publicaremos tu trabajo en este portal o en otros semejantes. Contacto: pedro_granados@hotmail.com
El motivo de este poemario parecería coincidir, exactamente, con uno fundamental en la obra de César Vallejo, por ejemplo, en Trilce XIV: “Pero he venido de Trujillo a Lima. / Pero gano un sueldo de cinco soles”. En ambos casos se rechaza la anarquía o el pesimismo y, más bien, se postula el sentido y la posibilidad de un centro. Sin embargo, y a pesar del talante insistentemente “panteísta” del discurso del poeta boliviano Chávez Casazola (1972), y de su innegable experiencia y pericia de versificador, nos hallamos ante dos propuestas sólo en apariencia semejantes, aunque diametralmente distintas. La entraña de esta diferencia estriba en el lugar de enunciación; mientras en Multiplicación del sol (Colombia, 2017; Chile, 2018), a la larga una secuela nerudiana-machadiana, aquél se ubica al exterior del paisaje porque es el sujeto poético hablando y reflexionando lo que para su fuero interno constituye la naturaleza. Por el contrario, en Trilce, es el sol o Inkarrí el que nos habla desde el texto; es más, el propio poemario en tanto materialidad u “objeto” adopta al cuerpo mismo del Inca restituyéndose (que Trilce se halla constituido de “fermentos” o “hervores” y no, como en los libros de la vanguardia histórica, de fragmentos). Por lo tanto, la poesía post vallejiana más importante de Bolivia, en el sentido de ensanchar creativamente su legado, e intentar entendernos mejor en tanto andinos globales, continúan siendo, aunque en tonos muy distintos, Jaime Sáenz o Jorge Campero, no Hilda Mundi; y, en la “narrativa”, un autor como Christian Vera y su Ciudad Trilce. Esto último, si nos animáramos a individualizar cultores; pero si no, todo ese indistinto “bestiario” que es la poesía altiplánica (incluido el llano) lo constituiría sin distinguir poetas y que, en reflexiones anteriores, ya hemos intentado exponer. P.G.
PEDRO GRANADOS (Perú, 1955). Publica poesía desde 1978 (Sin motivo aparente); y ya son quince poemarios: Vía expresa, Soledad impura, Roxosol o, los recientes, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) y Amerindios/Amerindians (NYC: Arte Poética Press, 2020); la cual ha sido traducida parcialmente al portugués, inglés y alemán. También ha publicado varias novelas cortas (Prepucio carmesí, Un chin de amor, Una ola rompe, Boston Angels, !Fozi lady! y, hace poco, Poeta sin enchufe). Tiene además algunos libros de crítica; entre estos su tesis de PhD para Boston University, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: PUCP, 2004); al cual se le suma, por ejemplo, Trilce: húmeros para bailar (2014) o Trilce/Teatro: guión, personajes y público, ensayo que mereció el Prêmio Mario González de la Associação Brasileira de Hispanistas (2016). Desde el 2014 preside el “Vallejo sin Fronteras Instituto” (VASINFIN). Actualmente vive en Lima, Perú.