viernes, 30 de octubre de 2015

Manos inescrupulosas en el corazón



Manos inescrupulosas en el corazón
No saber pagar aquella deuda
No poder conjurarla
Al extremo
La extrema belleza
Al otro lado si cupiere
Este yo esta versión
Cansona ya
De persona de recuerdo
De desacuerdo
No estar en desacuerdo con nada
Eso es la poesía
Aunque horrorice a los comprometidos
Con el ambiente con los ajos
Y la carne roja de por sí
Ya incomible por lo cara
La poesía son tus besos
Directos a ese otro yo
Que no transita por aquí
Aunque lo veamos
Cotidianamente
Peleando por el desayuno
Tolerando que desborden el café
Aunque por justificable impericia
Sé que la poesía está aquí
Sobre este teclado de alas negras
Y entre mis ojos para acertar con la tecla
No es nada más ni nada menos que esto
Saber montarse sobre el caballito
De totora que es la poesía
Enfilar hacia el tumbo con ella
Sin miedo
Llorar de alegría con ella
Por esta felicidad incontenible
Incontenible felicidad

La Paz, jueves de nov. 2015

domingo, 18 de octubre de 2015

El problema fue la poesía


A toda mi impresentable generación

No sigo a un fantasma,
aunque éste tenga mucho dinero
y hable en lenguas.
Tampoco me prendo fuego por Kloaka,
abrase visto.
Ni por un doctor que deplorando 
lo conversacional,
optó por hablar en difícil.
A las poetas mujeres las sigo buscando,
indesmayablemente.
A los hijos de El Comercio, a los loquitos por encargo,
a los poetas-editores, a los poetas-profesores
sabios en aburrimiento,
a los calculadoramente feministas,
a los poetas-comentaristas políticos.
A cada uno de ellos
me los he ido pasando por el forro.
Como a los que dejaron de estudiar
o se vendieron como baratijas.
Y creyeron que así nomás era ser poeta
y así nomás era la poesía.


martes, 6 de octubre de 2015

Camino a Puruchuco




Dos tetas y un pene
a todo lo largo.
Una luz.
Un cometa
en la órbita precisa
de tu vagina.
Así percibo estas ruinas.
Restos del camino incaico
que iba de Pachacamac
a mi alma.  A Puruchuco.
Sin más lenguaje
que un improvisado
trabalenguas.
Sin más trámite
que el amor de su mirada.
Mi hermano Germán.
Que no se bañaba
aunque el sol ardiera.
Y no dudaba del amor
pero ni un solo instante.
El eco de un gruñido
y una bala pensativa
que se incrusta
como Alicia
a través del ano.
Lugar  privado y maloliente
pero de astros relampagueantes
y de boca en vilo:
por lo absorta y agradecida.
Las palabras son personas concretas.
Jamás metonimias de un sistema
inferido.  Ni un sesudo pensamiento.
Diverso, fluyente, encrespado,
jadeante,   testarudo
chasqui de pies y brazos
y rostro de bala.
Lívido.
Como mi corazón palpitante
y a la intemperie.


De Amarus (2015)