viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes santo de un poeta




Requerir requerirte
Flor pistilo
Contra la tremenda noche
Dos tres cuatro inútiles
Gestos
Ante la hecatombe
Ya muerto suicidado asesinado
Qué duda cabe
Con un resto de flor viva
Para envenenar a la muerte
Que es mucha masiva y poderosa
Para matar a la muerte
Para eso te requiero
Coro inaudible
Desde mi pecho enamorado
Lágrimas sobre  mis lágrimas
Así aumentadas y desbordadas y hoscas
Contra todo aquello que mata

A la memoria de mis padres

jueves, 21 de febrero de 2013

[Agua devota es la poesía]



Agua devota es la poesía
Un coro desde dentro
Del mundo y desde
El interior del agua.

Gratuita y gratis
Para los alfa
Y los alfabetizados
Para casi todos
Menos
Aquellos blandos de corazón.

No estar orgullosos de nada
Aunque  un tanto  osos
Eso sí
Con una garra con dos
Contra las indeseables
Abejas y contra
El sol deseable.

Porque tus ojos muy viejos
Son dos niños
Sorprendidos
A  la intemperie carnicera
Que no es la poesía.

Como uno
Como dos
Como casi todos
Incurables e irremediables
Esquirla
Que no sabemos dónde irá a parar.


sábado, 9 de febrero de 2013

[Nosotros los latinoamericanos]


Nosotros los latinoamericanos no tenemos la historia ni el nivel de corrupción del canónico occidente. Nacimos después y somos aprendices. La poesía siempre ha convivido con la corrupción. Es imposible se liguen el ansia del poder y la manipulación social con la poesía. Aunque tengamos excepciones, por cierto, Neruda y Octavio Paz (por ejemplo); aunque el psicosocial que constituyeron (¿qué aún constituyen?) no fuera monitoriado por ellos mismos. La poesía está que se muere, la pobrecita; pero no muere, ni jamás morirá. No depende de nosotros matarla, depende de la poesía. Pero prepárese el que quiere seguirla, a ser destruido; no sólo por ella, por su torpeza al amarnos: sus afiladas rodillas y codos de adolescente. Sino también por la sociedad, por cualquiera de ellas, y sus instituciones. Nadie quiere pasar por tonto ocupado. Nadie desea admitir que debió dedicarse a aquello que rechazó un día. Un día en que la poesía le puso un cabe de puro traviesa; un cabe para detenernos a pensar; un cabe con su respectiva almohadilla. Pero nos vamos muriendo. Ya se murió Vallejo, el del tercer ojo. Ya se murió César Moro, el que sabía amar. Ya se murió Martín Adán, el niño autista de tirantes y saco malolientes. Ya se murió Luchito, el de la vox horrísona. Son la únicas muertes que cuentan en la poesía peruana (por ejemplo). No existe ninguna otra, hasta ahora. Hasta que se muera Pedro Granados. Y los miles de hijos de puta, que son tres gatos en la poesía, se percaten; ha, recuerden; ok, acaso añadan a la lista. Pero nunca admitan que estuvieron más lúcida, coordinada y sistemáticamente ciegos que la puta madre



Con mis saludos cordiales,
PG

jueves, 7 de febrero de 2013

[La distancia entre una palabra]



La distancia entre una palabra

Y la otra

Cuando ellas no hacen el poema

Bueno, nunca sólo ellas lo hacen

Pero hablemos en serio, o sea

En broma

Porque no sabemos absolutamente nada

De las palabras ni del poema

Salvo que se encuentran en las calles

Llenas de gente llena de palabras

Que a veces son poesía

Pero subir una vez más al autobús

No quiero

Tampoco ir monologando

Harto de mi propia voz

Escucharte, eso sí

Verte

Mordiendo mi corazón

Con paños fríos para la fiebre

Escribir porque somos queridos

Porque somos amados

Porque nos hemos muerto

Disculpen que no fui poeta

De modo ininterrumpido

Que cedí a ser profesor

Ni amé el tiempo que me tocó

Subir a los ómnibus y raspar mi día

Contra la corriente

Estoy lleno de hijos

Que no atiendo o ignoro

Todo el mundo

Que me tiene harto y me hincha

Y me hace saber que estoy viejo

Cómo justificar si hubiera

Mi papel cometa

Mi cuarto de hora

En este mundo de vivos eternos

Gente que sabe tirar los dados

Y tú bobo de ver seis y otra vez seis

Por duplicado y por cuatro

Pendejos que se juegan el universo

Deberíamos hacer una epogé

De todo lo que no somos

Y quedarnos con la poesía

Que pobrecita alienta

Pero tiene los ojos bizcos ya

De vergüenza ajena

Pero no puede ser carajo

Ni siquiera respetan a la poesía

Que no está hecha de palabras

Sino todita de pura dignidad

Poesía es dignidad

Como dijo Lucho o Luisito Hernández

Aunque lo tomemos tan sólo

Como el que tomaba

Y sonreía atento hacia la cámara

Entre Luisito y Vallejo y algunos otros

Como Dalton y Cabral de Melo Neto

Anda el poema que no es profesor

Y que no tiene que subir a los ómnibus

Que no enseña nada salvo

Que el poema no está hecho de palabras

Sino que es este mordido bocado

De tu propio corazón

Y esta alta temperatura

Contra todo aire acondicionado

Salvo la poesía que dice solita

Sin mí sin este ridículo ropaje

Que me he ido poniendo

Sin darme ni cuenta y por contentar

A los que han vivido conmigo

Salvo la poesía que dice solita

A pesar de enseñar y subir a los ómnibus

O quizá por eso mismo

Cierto modo de enlazarme la corbata

Cierta manera de subirme la tonada

Ante tanto tonto ocupado

Y vivo eterno

Cierta materia preciosa

Cuando uno está muerto y además mudo


 
(To "Activado")

viernes, 1 de febrero de 2013

[Me reafirmo…]



Me reafirmo en estas respuestas de barco de vela y timonel ebrio. Reafirmo que la poesía existe y me ha amado, cómo no. Que los latinistas la están cagando. Que los que no saben lo que es el significado, lo mismo. Que los yuppies y evadidos de esta jugosa y cruel realidad, también. Que las jebas que escriben poesía con los pulgares deben ser arrestadas por libidinosas. Que mi corazón ha dado bote hasta tu patio y te ha hallado envuelto en otra cosa. Que acabas de llorar, de lejos lo he sentido. Que no toleras, que revientas, que estás podrido. Que la poesía sabe todo eso y, a escondidas, te aprieta la mano. En el invierno te abre sus pestañas de alas. Que en el verano impío se mete fresca y de golpe por tu esófago. Que has contado hasta tres y ella ya está en siete, en dieciocho y conoce la carrera y el camino. Y que le has sido fiel. Como la criatura que ahora mismo vuelves a ser. Puro ojos inmensos entre los invisibles barrotes de tu barrio.



Para "Activado", of course.

lunes, 28 de enero de 2013

AUTISMO COMPROMETIDO: SOBRE POESÍA PERUANA RECIENTE




A manera de prólogo

Artículos

Los poetas vivos y más vivos del Perú, y también de otras latitudes

José Watanabe y las trampas de la fe

“Spasmo-Dolviran”: ¿el último cuaderno de Luis Hernández?

'Mirko Lauer y Mario Montalbetti / POST-2000'

Hitos del erotismo en la poesía de Javier Sologuren

Algunos gestos de estilo en la poesía arequipeña: 1950 al presente (1)

De lo neobarroco en el Perú

Apuntes sobre la actualidad “teórica” de la poesía de César Vallejo

¿César Vallejo, por bulerías?

Eielson – Vallejo: El des/ nudo en la más reciente poesía de J. E. Eielson(1)

Reseñas

Cadáveres/ Alejandro Susti

Tratado de arqueología peruana/ Roberto Zariquiey

Poemas de Juan W. Yufra

Poesía ilustrada y Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) en el Perú

Víctor Coral o la nada visible

Octubre/ Manuel Fernández

"FELIZ – ID – ASS"/ Lawrence Carrasco

Nuevos poemas italianos/ Renato Cisneros

Indicios de José Luis Falconí: Poemas 1996-2006

Premio Copé Internacional de Poesía 2007: por una lúcida amnesia

Sobre Elogio de otra vana invención de Carlos Eduardo Quenaya

Poemas de Juan Carlos de la Fuente Umetsu

Extravío personal de Bruno Mendizábal

Hipertiroidismo y diabetes en el último poemario de Antonio Cisneros

Raúl Brozovich, El duro oficio de vivir

Reseña del Congreso Trilce y la Vanguardia Internacional

Sobre "César Vallejo y la música popular peruana" de Juan Carlos Garay

El César Vallejo que no conoció Julio Ortega

Poesía y acción, el caso de Trilce de César Vallejo

“César Vallejo, el acto y la palabra” por William Rowe


A modo de epílogo




¿Alguna editorial peruana se anima a llevarlo al papael?
Pueden escribir a este correo: granados.pj@pucp.edu.pe


martes, 22 de enero de 2013

[Podría salirme de Vallejo]



 Podría salirme de Vallejo

Del estudio donde estudio

Su sonrisa

Y como siguiendo una cola de ratón

Derramar el posillo para otro lado

Clavo y canela

Avena densa que poco a poco empapa

Y cubre el lienzo que te fija

A lo lejos tu cabeza pequeña en el naufragio

De cerca tus labios comiendo despacio su avena

Todos tus padres muertos

Todas tus madres de igual modo

El único ser humano recién varado

Desde el vientre de un mango-papayo

Te cortas la respiración

Para no cortar con el poema

Para seguir para sembrar los bichos

Y las alimañas directamente contra tu cuerpo

Para probar hasta dónde resisten

Las alimañas que mueren

Contra no el único pero sí el último

Ser humano vivo

(quedan otros pero tú eres tú y no los otros)

Quedan otros en las sombras como todo

Levadura de cojones y corazón.