lunes, 31 de octubre de 2022

Adán y nosotros

 


[Intervención]

Qué instante no es toda la vida

El tiburón devora lo que devoraba

Como en el mar late la ola

Sangre en largura de camino

Doblado por el peso de su eternidad

Inadvertida

Y en vano huyes del país nativo

Y en vano tornas sarco

Como el chivo

Y en vano evitas

Lo que está en tu mente

Que todo es tu principio atroz

Poeta

(2021)

Madreselvas para Martín Adán

Ahora que somos

sombra y paso,

mirada y desvío,

sermón y pecado.

Ahora que el mudo muda

por enésima vez de expresión

y hecha humo la impasible chimenea.

Ahora que quizá rubricarías

como hace ya algunos años:

“Con viva gratitud

por el envío de

sus bellos poemas”.

Y yo no soltara el mango

de esa sartén

aunque harto quemara;

y fuera de pronto,

siendo apenas un muchacho,

un adulto ya, ya un anciano.

Un muchacho solamente, Martín,

no un poeta. Un muchacho

de la ancha base, Martín,

de sobrio segundo

y de mamá por cocinera.

Ahora que me espera la muerte

tal como a mí. Tal como a ti

no

porque eres la enredadera.

La enredadera sobre la vid

y hasta lo alto del muro.

La enredadera sobre la más imponente higuera.

Tal como a ti no

porque eres la madreselva.

El corazón y la escritura (Lima: BCRP, 1996)


“[Responde Juan Mejía Baca] No quería leer nada ni saber nada del mundo exterior. Después, en Santo Toribio, se repuso notablemente…¿Qué leía?… Sobre todo diarios y revistas como Caretas. Naturalmente El Comercio…Reía mucho con Monos y Monadas. Lo último que leyó fue el poemario de Pedro Granados, Juego de Manos…Le gustó mucho”

El Comercio. Lima, domingo 10 de febrero de 1985.

Por esta declaración de Juan Mejía Baca, dicen que yo maté a Martín Adán.






lunes, 24 de octubre de 2022

Juvenal Agüero a los poetas dominicanos

 


Hice todo lo posible por prestarles oídos, pero, a cambio, no han escuchado absolutamente nada, poetas de la media isla donde errar es lo correcto.    La poesía no son lecturas; sí, dignidad.  ¿Cómo es posible ser escritor si trabajo para el Ministerio de Cultura?  Si me entrevero –hasta perderme de vista– en la lógica de lo burocrático, el amén, el empellón, lo políticamente correcto.  En este contexto la poesía es imposible, por más que acaso sobrenaden allí el talento y la inspiración.  La poesía a ninguno interesa, sólo la imitación de lo ya consagrado; sólo la inmediata y obscena figuración.  A poetas de derecha e izquierda me dirijo; canjeables o intercambiables todos, por lo demás.

Asimismo, a la crítica de poesía que es allí una copia fotostática de lo que otros ya dijeran; aunque  todo esto sin poner las comillas, por cierto.  Caverna al cuadrado.  Ignorancia honda.  Muñecos maniatados por ventrílocuos a los que ahora chifla, por ejemplo, Luis García Montero, tal como, hasta no hace mucho, un tal José Kozer.  

Por lo tanto, la crítica dominicana debe recomenzar, aunque este prototipo sea imposible por el momento, desde un Pedro Henríquez Ureña bailando, y a espaldas del Palacio Nacional,  en algún colmado del Gualey.  Otras agendas teóricas, sobre todo las metropolitanas, aplicadas a la media isla, sólo terminan por complacerse a sí mismas, Es necesario  conocer profunda y generosamente, con el mínimo de prejuicios, el suelo que lo vio a uno  nacer.  Y la poesía, por su parte, recomenzar desde la obra de un solitario como Carlos Rodríguez, hasta abrirse a un gesto de estilo más bien comunitario y festivo –que sepa conjurar inteligentemente el dolor– como es el caso de los poemas de Isis Aquino y Glaem Pars.  Y seguro los de alguna otra joven, por ahí, insatisfecha de tanta orquestada, generalizada y correcta mecida culturosa.

miércoles, 19 de octubre de 2022

CANCIÓN

 


Un poco de oscuro como pantalla

para estos nimios hechos.

La radio me regala, inesperadamente,

unas canciones de Billie Holliday.

Es obvio, mi madre es la que canta.

El orgullo del corazón de un poeta.

Quizá éste puede ser el título

de la canción. De una canción.

A ver, qué guardo en mi abracadabra.

Qué escondo en mi alforja.

El mapa orográfico del Perú

es esta hoja arrugada –por mí–

que aún respira.

Ven ustedes, canta Billie; escribo el poema.

¿Simple coincidencia de un día de invierno?

La nieve se arremolina como un puño,

el aire, los recuerdos.

¡Apártate recuerdo!

Poesía, arte de la distancia,

del uso de una sola oreja.

El corazón orgulloso de un poeta.

Bien puede ser éste el título de la canción.

 

Pedro Granados, Desde el más allá (Lima: Corza Frágil, 2002) 

Traductor: Alan Smith Soto

Realizador: Alberto Roblest


sábado, 1 de octubre de 2022

HE TOCADO MADRID

 


A Rafael Soto Vergés, i. m.

I
He tocado Madrid
Un adoquín de granito áspero
A la altura de mi cabeza
Una tarde más bien fría
Tranquila y contemplativa
Tocaba leve y afirmativamente
Eso sí
Con el índice y el cordial
De mejillas sensibles y ojos entre cerrados
¿Por qué lo hice?
¿Estaba feliz estaba triste?
Dedos contra un agua propicia
Como quien se adentra en sí mismo
Áspera gris fría íntima
Escueta ventana
La de las piedras que duermen
Hacia las piedras que nunca descansan
Torsos macizos y atentos
Y no menos discursivos

II

Un hombre pasa y toca
La piedra desmenuza y cuela
Ambos son dúctiles
Pero mucho más la piedra
El hombre escribe en Lima
Junto a su perro, Mique
Y frente a algunos libros
No anda solo
A menudo van con él
Una mujer
Y algunos de entre sus muertos
Tiene curiosidad
Todavía
Y el cuerpo en resumen sano
Pero sin poner el poema ni la piedra
A un lado
Ni las yemas ni el tacto
Ni sus oídos ni sus ojos
Ni sus mejillas
Ni el calor ni el aire ni el aliento mismo
A un lado

Pedro Granados, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) pp. 31-32.