Filmado hace algunos años (¿2000?) en un sótano del barrio de East Boston (Mass, USA) Videasta: Alberto Roblest (México) Traductor: Alan Smith Soto (Costa Rica)
Todos leemos y escribimos desde un lugar (cultural, social, retórico, etc.) y ser cada vez más conscientes de ello ayuda a volvernos no sólo más lúcidos de nosotros mismos, sino a desarrollar de un modo más personal nuestra propia escritura. Si deseas ensayar o desde ya cultivas este género, mediante una conexión virtual leeremos juntos tus poemas, potenciaremos tu producción literaria y publicaremos tu trabajo en este portal o en otros semejantes. Contacto: pedro_granados@hotmail.com
Filmado hace algunos años (¿2000?) en un sótano del barrio de East Boston (Mass, USA) Videasta: Alberto Roblest (México) Traductor: Alan Smith Soto (Costa Rica)
Taller online de poesía.
Caribe, para sacudirse de una vez por todas de Pablo Neruda.
Cono Sur, para que en nuestro contrato con el lector no intentemos, desde un principio, pasar por individuos listos.
Brasil, para que nuestro performance (cuerpo y ritmo) aterrice mejor en nosotros mismos y luego, y con más potencia, en el papel u otro soporte a través de la escritura. No estamos conminados a la poesía mural y de autoayuda (“acción poética”); ni, tampoco, limitados a trascribir en portunhol selvagem.
Andina, para que leamos en su real expresión, de modo gozoso, a nuestro César Vallejo.
Amazonía, para liberare del espejismo y culto de los medios –exotismo, multiplicidad de lenguas u otros mimetismos locales– y optemos siempre, más bien, por las sensibilidades (ejemplo, los relatos en un cuidado “español” de Luis Urteaga Cabrera); las cuales constituyen nuestra verdadera lengua común.
Latina (USA), para, a ejemplo de Tino Villanueva, dialoguemos más fluidamente con las demás cuencas culturales; y encontremos que nos ligan más afinidades que nos separan diferencias.
España, para que una vez superadas la “poesía de la experiencia” y la “poesía de la conciencia” y la “poesía de la chocolatina”, etc., percibamos todo ello como desde otra margen, la de América Latina; para, luego, permitir filtrarse mejor y a borbotones toda esa oralidad y poesía –a cada paso y a cada minuto y a cada lectura de los clásicos– del territorio de España.
México, porque no todo fue Octavio Paz ni todo debe ser ahora afectado infrarrealismo o un Bukowski, no de sótano, sino de vitrina. Porque en nuestro contrato con el lector no empecemos por apuntarle con un revólver.
En español, portunhol selvagem, spanglish y un largo etcétera.
Taller permanente.
Contacto:
vasinfin@gmail.com
Aunque ya tenemos cierta idea del concepto que soportará esta selección, no va más lejos de antologar a los poetas que publicaron su primer poemario este siglo y, tal como sucede con el fútbol imprevisible, no abandonaron la gambeta; además, ya delimitados ciertos escenarios e incluso con la alforja llena hasta casi la mitad. Invitamos –sobre todo a los más jóvenes, cuyos textos conocemos menos– a enviar una breve colección de sus poemas para eventualmente ser considerados en la antología “Once titular: Poetas peruanos siglo XXI”. La cual, de algún modo, prosigue aquella dedicada al Perú y publicada en la revista colombiana Arquitrave (No 57 SEP DIC 2014); aunque esta vez, más bien, aparecerá en un libro de tapa blanda bajo VASINFIN/AMAZON. Sus envíos son bienvenidos hasta fines de mayo de este año; y la antología aparecerá sí o sí este 2025. Volviendo al fútbol (femenino, masculino o mixto), nuestra selección de poetas no superará en número al de un equipo titular, y en la cancha; es decir, un máximo de once poetas peruanos del siglo XXI. Economía en la extensión, a favor de un análisis y debate en profundidad.
Desde este estrecho pensamiento
El agua turbulenta al rededor de nuestra cabeza
A favor de la corriente veloz sin bote ni armadura
Probando todo con el cuerpo desnudo
A la par que golpeado y destruido
Sólo con la mirada interna a salvo
Y la respiración asida al espacio de una playa
Pero no aquí al interior del río y ante la frialdad de la piedra
Contra el pecho del sol apegados siempre
Broco lunar femenino masculino bestias en suma
Encomendadas al dios de cada uno de los animales
Aquellos que se desploman desde las ramas de nieve
O aquellos multitudinarios que caen entre las redes
Aunque con un canto sordo y distintivo
Despedazado surcando este viento líquido
Serenos restos que sostiene el agua madre
Y en paralelo baña también el sol padre
Porque a él pertenecen y han pertenecido
Desde aquella nuestra niñez casi autista
De sesudos y tan hechizados juegos
Nuestra adolescencia de ininterrumpido soñar
El amor turbulento de esta agua ciega y despeñada
Un amor sin retorno un amor sin merecimiento
Amplios círculos concéntricos sobre el sosegado remanso
Fragmentos de piel de esperas de preguntas inútiles
Ahora que precisamente todo está por comenzar
© Pedro Granados, 2025
Página en blanco pantalla en rollo aire giratorio
Así se me ocurre ser nuestro segundo de existencia
Que ni nos mira
Y sí lo hace más bien la historia y nos contempla Inkarrí
Ni los muchos o pocos alimentos engullidos
Ni nuestras enésimas idas y vueltas salvo
Comprobemos que el cemento es igual en todo lugar
E idéntico el modo en que una mujer se enamora
Encandila hechiza entrega un hombre o un animal
Aunque la simetría todavía resulte asimétrica
Y la justicia siga siendo aún muy injusta
No basta comprobarlo en uno mismo
En nuestros inmediatos a más lejanos círculos concéntricos
Tuvo razón Sologuren que puso en tierra el esquema del cielo
O Góngora que puso aquello a girar y metamorfosearse
O César Vallejo testando al detalle aquel tinglado
El paisaje externo es el mismo que el interno
Como que a cierta hora hallamos dos soles
Que son sólo uno sumergido hasta media cabeza
El próximo acierto consiste en experimentar
Amar celebrar necesitar un mesías en minúsculas
E intensamente inmanente
Propenso a una simetría cada vez más más cierta
Propensos a una mayor justicia
©Pedro Granados, marzo, 2025
La mañana catabólica
Ideal para drenar la poesía argentina
Ilusión que cae justo cuando el telón se derrumba
Borges no fue argentino, sino peruano
Tampoco Lugones, prueba de ello fue su suicidio
Anagnórisis radical sin atenuantes
Al Instagram de la poesía hispánica lo monitorean
Argentinos y españoles, a mujeres y hombres me refiero
No a los animales que aún no han decidido nacionalidad
Ni preferencias literarias
Aunque a mi perro Mique le chiflan las nanas
Derriten sus sesos hasta trocarlo en un conejo
O más o menos en alguno como nosotros
No será por la letra (digo yo) sino por la tonada
Que viene desde la tripa (João Cabral de Melo dixit)
Fracaso esterilidad caras de palo (con o sin el concurso de Eliot)
Han ganado y van ganando terreno por doquier
Peruano-argentino paulista-porteño dominico-español
Mexicanos atentos a sus atrapa nieblas
Dejan a diario sus babas por aquí
Arañan la tela de mi incrédula Laptop
No jodan desahuévense
Su poesía es una narrativa más que se morfaron
La tarde anabólica
© Pedro Granados, 2025
Nací otra vez en Pachacámac
Como a los veinte y poco
Ya había intuido este nuevo nacimiento
En Breña, mi barrio de siempre
Bajo el tornasol del cielo de Lima
Durante algunos días del verano
Tardes mediterráneas
Sin playa ni horizonte y sólo un olor a mar
Que llegaba como de otro planeta
Una discreta caricia sobre mi nuca
Una puerta dorada sobre mi sien
Un ojo un tanto distinto del otro
Porque oteaba ya el día de mi nacimiento
La luz estrujada y como entretenida
Sobre aquellas paredes sucias y pobres
Subí la rampa
Mientras mis amigos hacían exactamente lo mismo
Llegué livianamente a la meseta
Casi inadvertidamente
No estaba ninguno de aquellos con los que allí llegué
Sólo mi cuerpo entero contra todo aquel poniente
Sólo mi parietal sobre aquel dorado polvo
Echo un ovillo
Sólo mi ojo derecho levemente boqueante
Entre aquellas tornasoladas nubes
Y mi lengua un tanto amarga del sabor de la tierra
(9 de marzo, día de mi setenta onomástico)
© Pedro Granados, 2025
No nos queda otra cosa que hacernos los cojudos
Mirar y no mirar
Escuchar y no escuchar
Como si un parpadeo nos liberara
Del absurdo de nuestras existencias
Y de nuestras opciones literarias
Gustos y vidas como divorciados
Algún momento que en nuestra “cuidada” educación
Nos traspapelamos perdimos el balón
Se esfumó el ovillo de nuestra propia madeja
No nos educaron para estar en el Perú
Y por ende en ningún otro lugar de la tierra
Que ambas cosas conviven en una sola vaina
Un único edificio con varias puertas
De briosas entradas y titubeantes salidas
La micro política en el Perú es suicida
Porque es de profunda vocación colonial
Y es micro también porque es mezquina
Y muy bruta aunque con su suspiro de limeña
El humo desde aquella parrilla de anticuchos
O este instante tan poéticamente efervescente
Caben dentro de una servilleta
Hasta que alguien nos enseñe a respirar
Hasta que con alguien aprendamos a amar
Al margen de los intereses de nuestro estrecho círculo
Desconfiada anuente y tan pendeja familia
© Pedro Granados, 2025
Forma de la poesía peruana
El zorro de arriba y el zorro de abajo
Lo cual es equivalente a decir
Cierto momento del crepúsculo
Una cabeza con el agua hasta la cintura
Dos mil quinientos años por lo menos
Antes que Trilce (Inkarrí) o La tortuga ecuestre (Naylamp)
Y muy anterior a la obra del mismo José María Arguedas
Un instante de equilibrio o de balance
Una boca engullendo su propia cola
Tan sólo un minuto de acuerdo
Y el modo lúcido: el encuentro de lo binario
O la esquizofrenia: gato debajo de su silla
Las tímidas telas vespertinas de Eguren
Ante la serpiente cabal o el mismísimo horizonte
Límite ubicuo y tan humano como nuestro límite
Constancia de aquel efímero y cotidiano equilibrio
Cabeza – boca – fauces – larguísima lengua viperina
©Pedro Granados, 2025
“[Pedro Granados] Se distingue de varios de los otros jóvenes –pienso en Escribano, Mazzotti, Chirinos, Ollé, etc.– por su a veces efectivo retorno a la fábula, la alegoría y la metáfora, recursos casi ausentes en la poesía joven, que confunde el renglón con el verso”
[¿Firmado por Alonso Cueto, uno de los usuales críticos de la sección “Apuntes”?]
Dominical. Suplemento de El Comercio, Lima, 12 de junio de 1983, pag.15
Director: Francisco Miró Quesada Cantuarias
Papelito encontrado hace poco en mi archivo. P.G.
No soy cristiano
No soy judío
No soy musulmán
Tampoco budista
Ni hinduista
Ni de aquella religión por venir
Soy un devoto de la poesía
Según Adán de la Fuente
Orgasmo de Dios
Hecho para cisma
©
Pedro Granados, 2025
Respecto de En la estratósfera con animales imagino que, un tanto al modo de Pound o de Eliot, y no menos de César Vallejo, me he orientado por lo siguiente:
Cualquier obra de arte es una mezcla de libertad y orden. Es perfectamente evidente que el arte oscila entre el caos, por un lado, y la pura mecánica, por otro. Una insistencia pedante en el detalle tiende a excluir la forma esencial. Si se mantiene con firmeza la forma esencial se hace posible una libertad en los detalles (Ezra Pound); El arte es una evasión de posiciones fijadas; una oportuna evasión de una norma… (T.S.Eliot); la técnica: pone siempre al desnudo lo que, en realidad, somos y adónde vamos (César Vallejo).
Digo un tanto porque, por otro lado, el mito en mi poesía no se halla pasteurizado, tal como sí sucede en Pound; también, aunque en apariencia luzca lo contrario, en Whitman (“maestro de atletas” y trashumante “hobo”) e incluso –alguien tan “cerebral” como Pund– en el autor de Altazor. Altazor que apostaría por la paulatina descorporeización (metafísica occidental); mientras Vallejo lo haría exactamente por lo opuesto: la inclusión de todos los cuerpos posibles (metafísica amerindia o multinaturalismo). Pound y Huidobro encandilados y casuales ante el chorro de sus propias imágenes “automáticas” (Imaginismo). Pienso en un Huidobro en tanto intersección entre Whitman y Pound. Por otro lado, concuerdo en lo que Paz piensa de Eliot: arte del palimpsesto de la tradición occidental o clásica. Por lo tanto, hallamos también aquí al mito ya fallecido, aunque se nos muestren unas buenas imágenes en transparencia o un sugestivo video de ello; y, en realidad, únicamente nos quede un repertorio con las citas o las huellas del original. De modo análogo, en Pound, Whitman, Huidobro, Eliot y el propio Octavio Paz, sólo nos queda una honesta voluntad de aura y de estilo.
¿Qué significa aquello de que compruebo que en mi poesía el mito no se halla pasteurizado? Que éste se da en bruto y está vivo; aunque no sea explícito o didáctico ni tampoco, sería algo execrable, meramente decorativo. Es decir, el mito es acólito de sí mismo y crea archipiélago; aglutina, tal un real y activo agente, comunidad. En suma, no intenta desatar sólo alguna particular emoción, sensual o política, sino que ambiciona constituirse, asimismo, en un mediador conceptual amerindio averseas y transversal a cualquier lengua. En la estratósfera con animales, finalmente, induciría una manera correcta y reparadora en su recepción. Una lectura, semejante también a Trilce, y aunque resulte paradójico tratándose aquel poemario de 1922 de un texto de “vanguardia”, más feliz que otras; evado, adrede, los términos: “adecuada” o “pertinente”. Justo en este sentido, Vallejo no será Whitman, no intentará corroborar en su poesía las ideas de Rousseau; ni será Pound porque la energía del “Cholo” no es sólo para iniciados; es decir, más bien lo acerca que lo aleja de la gente. Tampoco será Eliot porque frente a la poesía a la cual el autor norteamericano rinde culto, Vallejo de tanto ser poeta dejó de serlo. Mucho menos, Vallejo es algún “pequeño Dios”. Ni siquiera Emerson quien, a la larga como Descartes, escinde pensamiento (cultura) de cuerpo. Vallejo es un poeta sin membership. Siendo el club de Pound, como sabemos, mucho más excluisivo que incluso los 100 de Harold Bloom. P.G.
Faltan todavía algunos años para celebrar mis cincuenta calendarios en esto de la poesía, Sin motivo aparente (1978); pero hoy deseo revelarles el lema que figura como portada de todo mis versos: “En la estratósfera con animales”. Llegó, de manera impensada, poco después de una reunión en El Queirolo de Pueblo Libre con mis ex condiscípulos de promoción del colegio. A ellos ya les agradecí por tan grato momento, pero ahora debo dar gracias también, de modo explícito, a la poesía porque aquel lema es el que siempre me moló, pero no lo encontraba o todavía no sopesaba lo suficiente en ello.
Si le ponemos atención, aquel lema implica varios niveles de lectura. El más allá no alude al cielo, sino tan sólo a la estratósfera; y que los animales, nosotros incluidos, son asimismo los planetas y los astros. Es decir, sin alienar al conjunto su radical animalidad, instinto, imprevisibilidad, mutabilidad tan particularmente tornasolada en aquel espacio abierto.
Agradezco a la poesía, más potente que tocar una quena dentro del cráneo de una calavera (mi padre y su grupo lo hacían, en Huaraz, cuando muchachos). Agradezco a los seres inocentes, todos, que me han acompañado entre lo cotidiano y algún “tempo solto” (auténtico hallazgo de Amálio Pinheiro) que de vez en cuando ha venido a aderezar la vida de todos los días. Somos inocentes porque nos morimos y somos valientes ya que, de modo rutinario, nos enfrentamos a la soledad de la muerte (antes, a la de nacer). Somos inocentes porque todo esto no es más que una humorada; y no una estafa, tal como dijo antes de morirse mi amigo mago Rafael Soto Vergés, además gaditano y poeta, por si no bastara con ser mago. Cómo no va a ser una humorada, querido Rafael, si velamos a diario y meticulosamente nuestras armas de ranas asesinas siendo apenas unos frágiles seres de sangre caliente.
Me gusta pensar, más bien poner en práctica, y a capricho, que el universo cabe en una mano. O que uno por la emoción puede también expandirse y viajar y tocar el corazón de todos y cada uno con el índice de la otra mano. Dedico y dejo mi poesía para Rosario, avispas semejantes, a punto de picar sin compasión a aquella recién acaserada estrella. P.G.