sábado, 4 de abril de 2020

CUARENTENA



Trilce calendario solar vertical
Ceque mi llanto
Mi arritmia anímica inevitable
Mi abisal desamor
Contra los que leen a Vallejo
Como un socialista
Como un cristiano
Como un consumado ventrílocuo
Calendario que consulté
Que consultaba
Nomás estaba enamorado
Y veía ensartarse el amor
Tal cuentas de un collar
De perlas cultivables o no
Casi da lo mismo
Un collar un carrusel más bien
Que iba siempre hacia lo alto
Desde una simple emoción
Verla crecer hasta las nubes
Desde una sola desdicha
Desde una sola muerte
Que procuraba colgar sin demora
Sobre aquella noria
Sobre aquella nube de monólogos
En los momentos más frágiles
Unas lágrimas que eran también
Las de mi madre las de mi padre
Que no sé si alguna vez lloró
Las de mi hermanito Germán
Cuya flecha llega justo hasta aquí
Hasta esta agua que se cuela
Por la rendija
De esta puerta
Como se cuela
Este espejo que deslizo
Y abro para que le dé el sol
Les hablo desde todos mis años
Todos y cada uno y cada hora
Vallejo no era socialista
Vallejo no era cristiano
Vallejo no era poeta
Sino porque no había otro remedio
Y su mirada de roedor gigante
Acompañaba a la de la asexuada
Gaviota desde la que miraba
Cuando era un muchacho
Y la nube el sol la estrella fugaz
Los labios besándose de los astros
Aunque iba la mirada baja
Sabía me acompañaban
Sé que voy a morir
Sé que mi manera de leer
A Vallejo
Va a quedar en suspenso
No critico a los críticos
Menos los individualizo
La inmensa mayoría de ellos
Un arrecife de ganapanes
Tampoco aunque los deploro
Voy a hablar otra vez mal
De los poetas
Pero creo en Sasha Reiter
Como creo en Carlos Quenaya
Como creo en Ethel Barja
Sólo falta que ellos crean
También en ellos mismos
Y se aten al mástil de la existencia
Y no se cubran los oídos con cera
Hasta ya no creer más en sirenas
Y sí creer en el Sol
Y sí creer en Vallejo
El más tierno entre todos sus hermanitos  

©Pedro Granados, 2020

lunes, 30 de marzo de 2020

“Fermento[s] de sol”: Antología comentada de poesía en español selvagem y portunhol trasatlántico

Acuarela de la artista plástica peruana Norka Uribe
Se antologan versos, también poemas y, asimismo, breves textos críticos sobre la producción de América Latina entre 2000 y 2020.  Tanto de poetas individuales y reales o, aunque constituyan aquí los menos, colectivos e inventados.  También, incluso, poemas en otras lenguas traducidos al español.  La presente antología  se halla conectada, por un lado, con anteriores compilaciones nuestras sobre poesía peruana.  Por otro lado, con lo que hemos publicado anteriormente sobre poesía brasileña reciente.  En ambos casos, incorporando también los productos de nuestro trabajo de campo (talleres de creación literaria en Lima, Foz do Iguaçu, Cochabamba, Rio Branco, etc.), el cual dio como resultado diseños o prototipos de poetas no individuales, sino colectivos y de existencia no real, sino virtual.  Asimismo, a nuestros panoramas sobre poesía reciente panameña, mexicana, dominicana, boliviana, ecuatoriana, etc., también los hemos incluido.  Por último, y en tanto el presente trabajo incorpora además la selección de “breves textos críticos”, figuran aquí algunas de las reseñas o notas o breves ensayos que –paralelos al tiempo que compendia la presente antología– hemos dedicado al tema en libro o en nuestro ya “veterano” blog.
A los interesados en que leamos su trabajo y, eventualmente, los consideremos en esta antología; por favor, enviar sus textos a través de este correo:


viernes, 10 de enero de 2020

Mi recuerdo de Pablo Macera

Escribió alguna vez sobre mi poesía: “Lengua de animal puro con que habla mientras la palabra es una bala certera al corazón” (“Prólogo” a El fuego que no es el sol, Lima: Ediciones de los lunes, 1993); también, allí mismo: “[Granados] rodea, pero expresa”.  Y debo reconocer que estos dos puntos (post-antropocentrismo y sugerencia), destacados por tan distinguido humanista, constituyen hasta el día de hoy el meollo de mi vocación y dedicación a la poesía.  Desde aquella que empecé a escribir a los quince; y publicar en libro desde mis 23 años (Sin motivo aparente, 1978).  Asimismo, en un aparte en el Instituto de Estudio de Historia Rural Andina –que él dirigiera por décadas y en el cual eventualmente lo visitaba– alguna vez me preguntó por sobre los poetas peruanos que quedarían para la posteridad.  Coincidimos casi de inmediato, por cierto aparte de Vallejo, en Eielson; aunque mirándome fijo y en voz baja dijo que mi poesía también quedaría.
!Gratitud sin fin al bondadoso maestro!

martes, 31 de diciembre de 2019

Mis poemas hasta el 2020


He tenido (tengo) algunos mentores fundamentales para mi vocación y dedicación –conscientemente desde los quince años– a la poesía.  Mi madre, Lastenia Agüero, la cual me enseñó que ninguno es monolingüe o que el asunto de identificar cuántas lenguas uno practica no es cuestión de contarlas, sino de ahondar desde ya  en la mezcla; para alcanzar las notas más altas del cancionero, los domingos en una iglesia de Lima, y con suma naturalidad, ella se pasaba del castellano al quechua de su pueblo.  Mi hermano Germán (obrero, poeta y tallador), al que le dediqué y dedico siempre, “Cada vez me parezco más a mi hermano Germán“.  Martín Adán (algunos entre ustedes conocen la anécdota de que la lectura de mi segundo poemario, Juego de manosprecipitó su deceso).  Javier Sologuren al que, hacia mis veinte años, visitaba eventualmente en su casa de Los Ángeles (Chosica) y al cual dediqué mi tesis de Bachiller para la PUCP; y cuya metodología para leer sus poemas me han marcado hasta hoy.  Manuel Velásquez Rojas, que reseñó mi primer poemario, Juego de manos (1978), con generosidad suma.  Y también, por supuesto, Jorge Eduardo Eielson, a quien he leído y leo y compruebo que él también me leyó.
Espacio aparte lo debo dedicar a mis traductores, hasta ahora al portugués y al inglés, porque toda traducción es al final la mejor o más contundente crítica literaria; aunque sobre esto me explayaré en una próxima.

viernes, 8 de noviembre de 2019

“Tardíos setenta: el caso de la poesía de Pedro Granados”*/ Gaspare Alagna**


* Ponencia leída el sábado 13 de agosto de 2005, durante la última jornada del Seminario: “Poesía Peruana del 70”; el encuentro académico fue organizado por la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.
** Gaspare Alagna. Perú. Poeta y traductor. Bach. en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado el poemario Memorias de un dios herido, Lima 1986. En la Revista Fórnix, N° 3-4, Lima 2004, dio a conocer su versión del italiano del libro de poemas Cuaderno gótico (1947), del escritor Mario Luzi (1914-2005).
La poesía de Pedro Granados (Lima, 1955) irrumpe en el contexto peruano altamente politizado de los años 70. Aunque su primer libro, Sin motivo aparente (1978)1, no ve la luz en plenos años velasquistas, sí lo hace en medio de un escenario social y político polarizado, precisamente, a partir del triunfo y posterior veloz desmantelamiento de aquella tromba histórica que significó la revolución de Juan Velasco Alvarado en el Perú. Los ánimos, por doquier, estaban caldeados; las ideologías a flor de piel. Obviamente, las instituciones literarias –llámense éstas universidades, talleres, congresos, premios, páginas culturales, etc.– no hacían oídos sordos a todo esto y, más bien, en medio de este ambiente tenso y no menos confuso, se adherían a uno u otro de los bandos simbólicos. La racionalidad política parecía, literalmente, querer dominarlo todo; incluso afectos, diversiones o el inconsciente si era preciso.
Muy pocas aventuras personales –auténticamente fervorosas o creadoramente autistas– hubo en el paso de los poetas del setenta hacia el ochenta. En esta última década se consolidaron o tornaron como oficiales, por un lado, grupos más bien altamente retorizados –verbigracia, Kloaka — influidos aún por el lenguaje marginal-contestatario de Hora Zero; o, por otro lado, individuos que representaron con sus versos canónicos a las instituciones más conservadoras de aquella coyuntura histórico-política-cultural. En todo este contexto, creemos, y por eso la estudiamos, la poesía de Pedro Granados fue y es, incluso hasta ahora mismo, un gesto de estilo incomprendido, pero no por ello quizá menos asimilado en secreto, particularmente por los otros poetas de su generación. La palabra de Granados refulge viva y joven hoy más que nunca; ha sabido no envejecer prematuramente como las de algunos de los poetas del 60, muchas de los del 70 y casi todas entre las de su propia promoción.

sábado, 26 de octubre de 2019

El Chile de Violeta Parra


Babel en chileno universal.
Contra los funcionarios del sentido común.
Contra los que están por morirse
y proyectan construirse una casa más.
Contra los que no se conversa
salvo y de antemano
se esté de acuerdo en la conclusión.
A favor de los deprimidos
y de los que no encajan.
A favor de algo de vaso para nuestro vino.

domingo, 20 de octubre de 2019

[La poesía no es una musa]

Para Charito
La poesía no es una musa
La puta de todos (los poetas)
La poesía no es la revolución
¿Cuál de ellas?
La poesía no es uno más
Entre otros varios cuentos
La poesía es ser un animal
En esto estamos de acuerdo
Aunque no se trate de  pergeñar
Discursos sobre animales
En esto funcionaría aquello de Huidobro
“No cantes al animal
Hacerlo animarse en el poema”
Que es lo que no hace, por ejemplo,
Montalbetti en su testamento digo
En su último y definitivo poemario
Evidentemente
La clave de la poesía que ha sido
Y que no ha dejado de ser
Es ser simétrica
O post antropocéntrica
No constituye expresión de uno – T.S. Eliot
Sino que siempre teje una red – C. Vallejo
Acepta que ejerce una mirada alternativa
El zorro de arriba y el zorro de abajo
Sería una buena muestra de ello:
Monismo e inmanentismo a un tiempo
Como cuando uno se abalanza sobre una flor
Se sacia y luego va hacia otra flor
Pero la flor permanece intocada
A la poesía y a su crítica
En el Perú
Al igual que a toda su cultura oficial
No le faltó vuelo
Aunque éste fue ramplón, atado a su libro
Colonizado por su canon
Lo que le faltó fue ganas, libertad, deseo
Salvo aquel
“Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga”
La poesía no es la izquierda condenada al fracaso
No por resentida sino
Tal como la derecha
Por mezquina, achorada y mediocre
Que el resentimiento
Constituye la madre del cordero
Repasamos entonces
En ritornello
Poesía no es el trabalenguas
De los que no se atreven a vivir
Tallados como estamos
Por una ubicua literatura de autoayuda
Ni experimentar
Algo por sí mismos
Ni su nacimiento ni su matrimonio
Ni su prematuro o dilatado deceso
Nos cae encima el telón
© Pedro Granados