Tienes un ojo bueno
Y el otro muy malo
Me dijo María Cecilia
Mientras se disponía
A tomarme la foto
Que sirvió para ilustrar
Mi tercer poemario
Vía expresa
Sus converse violetas
Es lo que más recuerdo
Y su escueto pero bello derriere
Pero que no es para todos
Como me dijo a su turno
Sobre su propio derriere
Una princesa iraní
Que fue mi compañera allá
En Providence, Rhode Island
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Como susurraba una espontánea
Y devota señora
Cada vez que nos veía pasar
Tomados del brazo
Semejante al modo como se prosternaban
Ante la belleza de Manoli
Allá en su natal Granada
Al doblar conmigo cualquier esquina
Y semejante a la esfinge de negra
Ancestral matrona tótem incienso
De mi falo y de mi dicha
Sobre aquella media isla
Donde errar constituye lo correcto
Negra ella y negros nosotros
Tienes un ojo bueno
Y el otro muy malo
Como de la risa al paladar
Como del balón al gol
Como del río al río
Ignorante de que es el Ganges
Ni mi pecho de tortuga
Desde el que escribo
Sabe que soy un hombre
Que intenta ser sólo un hombre
No un caballo no una yegua
No el jilguero que canta a mi oreja
Cuando menos lo espero
Ni este ruido masivo sordo
Tal una catarata
Que es mi sangre
Que no se acomoda
A la moralina
De todos los días
Sarta de buenos y de malos
Que han dejado de ser simplemente peces
Entre el terror a decir una palabra de más
O de fingir ni un gesto de menos
E irnos derechito a vivir al congelador
De los civilizados de los burócratas
De los ubicuos tinterillos de la existencia
Pero tonta no soy
Tonto tampoco
Sólo asimétrico en medio de la simetría
Cuy y cernícalo
Avispa y avispero
Culpable e inocente
Y muy bello cuando me atrevo
A acompañarte
A saber percutir la piedra
A iluminarnos
A incendiar la pradera
Que somos todos y cada uno
Lovely partners
Socios encantadores
Con escamas espinas pensamientos
A modo de piel
Y una enorme sapiencia para realizar el amor
Que pareciera no ser este mundo
Pero que sin duda lo es
Pero que sin duda lo ha sido
© Pedro Granados