“Los poetas vivos y más vivos del Perú (y también de otras latitudes)” es un texto de 2002, aunque creemos que luego de todos estos años sigue fresco.
Escribimos esto en ocasión de los premios de poesía otorgados, el año pasado, tipo Premio Nacional de Literatura o Premio José Watanabe. No cabe duda que la institución literaria, en su conjunto, atraviesa desde hace años una crisis profunda. Los mismos tipos –o uno u otro de ellos en particular a manera de monitor– deciden finalmente aquellos premios. El monitoreo no es necesario ejercerlo en vivo ni en tiempo real, basta la deformación profunda que en el campo de la poesía campea entre los que se educaron en San Marcos o en la PUCP; salvo, felizmente, muy honrosas e individuales excepciones. Esto para quedarnos, si es ello posible, en el terreno de la literatura o de los libros y no calar o urgar en lo político (política circunstancial o menor más bien) y empezar a percibir lazos e influencias o acomodos ante vacancias-indultos que hoy mismo y en un inmediato futuro convenga llevar a cabo.