domingo, 30 de marzo de 2014

No soy un boy scout de la crítica



No soy un boy scout de la crítica.  Tengo malos pensamientos y turbios deseos.  No sé leer como si en los poemas hubiera malos y buenos; dignos e indignos; gente que merecería ser escuchada y otra impresentable.  Por lo general, pillo al que se camufla entre las palabras; lo hallo en paños menores desolado o masturbándose las más de las veces.  En la literatura no hay inocentes.  Mayores o menores hijos de puta, nada más.  Arribistas y cortesanos.  Tontos ocupados a montón.  Holistas por recóndito  acomodo.  Uno, cualquiera, consciente o no, escribe sobre esta base miserable; humana y deleznable.  Hasta que a veces aparece la poesía, directamente y en apariencia por un capricho, y levanta esa harina seca; de los desechos improvisa un manjar.  Así que lo que debería ser historiable es la presencia de la poesía entre nosotros; bola de escépticos, secularizados y violentos/ tas.  Lo que debería ser estudiado de un modo en que nuestros profesores no nos han enseñado y tendremos como que empezar de nuevo.  Letrada o no, estudiar la literatura y la poesía desde su acontecimiento.


(Continuará)