viernes, 11 de julio de 2025

LA PREGUNTA POR LA POESÍA PERUANA


La pregunta por la poesía peruana coincide, necesariamente, con la pregunta por Pedro Granados.  No se trata de enmendar la, hasta el momento, relativa opacidad en la recepción de su obra (poesía, novela, ensayo); mucho menos de condescender con ella: también, además, pero nos olvidábamos, anoto.  Se trata, más bien, de re estructurar todo el canon  de la poesía peruana de entre siglos para, precisamente,  disfrutarla y entenderla mejor.  ¿Pero aquello de la falsa modestia?  Tal como decíamos en otro tiempo y lugar:

Podría alguno preguntarse por qué Pedro Granados no se pone a tono con el tópico de la falsa modestia.  Respuesta, precisamente porque es “falsa”; es decir, a la larga constituye un caso de propiedad privada adicional del poder.  Sus satisfechos dueños encuentran, por demás natural, sean ellos, y ninguno otro, quienes controlen el “merecido” sello de reconocimiento al boleto para la posteridad.  Ergo, frente a toda esta corrupta tramoya, mucho mejor es ir uno a su aire; aunque, ante la poesía, lo correcto sería precisamente lo contrario: irnos junto con ella hasta cómo, cuánto y dónde ella apeteciese.

En consecuencia, todas las antologías, perfiles, resúmenes, bibliografías, al respecto de la poesía peruana, no sólo lucen incompletos hasta hoy; sino que, además, andan descaminados y, pedagógicamente, diseminan cosas que no se atreven –algunos jamás se atreverán– a revertir sustancialmente.  ¿Por qué algunos críticos o colegas, los cuales representan específicas instituciones literarias en el Perú, jamás se atreverían?  Porque a estas alturas admitir sus mezquindades o enconos implicaría, de modo simultáneo, descompaginarse ellos mismos e incluso desaparecer más prematuramente.  P.G.